Por: María Josefina Arce

Instituido durante la dictadura del general Augusto Pinochet, el actual sistema de salud en Chile es un reflejo de las desigualdades imperantes en esa nación austral, por el alto costo de la atención médica y la discriminación contra mujeres, ancianos y personas con determinadas enfermedades que establecen las aseguradoras privadas.

De ahí que en las protestas que estallaron en octubre último un radical cambio en ese sector fue una de las demandas de los manifestantes, que critican el abandono del sistema público a favor de uno privado que piensa más en los beneficios económicos que en la salud de los chilenos.

La salud pública en Chile se distingue por los notables retrasos en la atención. Hay listas de espera, que se estiman en dos millones de personas, y que solo en el primer semestre de 2018 costaron la vida a 10 MIL Una de cada cinco falleció mientras esperaba por una cirugía o por ser valorada por especialistas.

Por demás, hay deficiencias en el abastecimiento público de medicamentos y son muy elevados los precios de las farmacias privadas. De acuerdo con la OPS, Organización Panamericana de Salud, los chilenos son los que más gasto de bolsillo tienen en medicinas.

El gobierno no ha sido capaz de intervenir en el mercado, y las personas con menos recursos están desamparadas, pues no pueden costearse las medicinas que necesitan.

Otra realidad del sistema sanitario chileno es la gran discriminación, Por solo citar un ejemplo, un estudio realizado en 2018 por la firma 'Qué Plan' reveló que una mujer entre 30 y 34 años pagaba un 179% más que los hombres por las mismas prestaciones, debido al factor de riesgo que aplican las aseguradoras a las féminas en esa edad fértil.

Ante las fuertes protestas de los ciudadanos, el presidente Sebastián Piñera ha presentado, lo que llama, una reforma de salud que, sin embargo, ha recibido numerosas críticas por mantener la discriminación y no representar un cambio radical para los sectores menos favorecidos.

El presidente de la comisión de Salud del Senado, Rabindranath Quinteros, advirtió que las autoridades no señalan nada sobre el financiamiento de este proyecto de ley y consideró que mientras ese tema no esté totalmente aclarado el programa será 'letra muerta'.

Para muchos diputados el país necesita una reforma profunda que acabe con la salud dividida entre ricos y pobres, que por décadas ha profundizado las desigualdades y el descontento en el país.

Es opinión que esta reforma no es la solución a este problema, heredado de la dictadura e increíblemente mantenido en una nación que supuestamente retornó a la democracia en la década del noventa del siglo pasado.

Los chilenos quieren que se ponga fin a un sistema que favorece a solo un 20 por ciento de la población, mientras el 80 por ciento restante está abandonado a su suerte. Claman por un sistema único de salud que sea universal, solidario y gratuito.