Por: Roberto Morejón

“Si el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, viajó a Vietnam, por qué nosotros no vamos a poder ir a ver a nuestra familia, ¿dónde está la libertad?”.

La interrogante anterior la espetó en redes sociales un usuario identificado como Miguel Santana, aparentemente cubano residente en otras latitudes, contrariado por la reducción de los vuelos estadounidenses de línea y charter a la mayor de las Antillas.

En efecto, las familias cubanas a uno y otro lado del Golfo de México y el Estrecho de la Florida asumieron con desasosiego la drástica prohibición dictada por la administración de Donald Trump.

La Casa Blanca, presa de los más pérfidos asesoramientos de extremistas de origen cubano asentados en la nación norteña, ordenó el fin de vuelos comerciales y charter a aeropuertos antillanos, con la excepción del capitalino José Martí.

Hace poco se hizo efectivo el ultimátum contra los vuelos charter, con la consiguiente concentración de viajes en La Habana, porque los cubanos residentes en Estados Unidos persisten en desplazarse a su tierra natal para ver a sus parientes.

El intento demanda ahora más tiempo y el costo aumenta para moverse a regiones del interior, a pesar de los esfuerzos del personal del aeropuerto de La Habana y de los empleados en líneas de ómnibus nacionales y taxistas.

Las familias cubanas a uno y otro lado del mar cada vez más profundo y anchuroso a causa de los desmanes de la actual administración estadounidense, hacen malabares para sortear los impedimentos de Trump.

Las miradas se dirigen a la compañía caribeña Bahamasair, cuyas aeronaves arribarán a partir de este mes a los aeropuertos de Holguín y Villa Clara, en el oriente y centro de la mayor de las Antillas, con escala en Nassau, la capital de Bahamas.

Usuarios en las redes sociales saludaron la iniciativa aunque inquirieron por el precio y manifestaron inquietud ante una eventual presión de los forajidos guías de Trump, empeñados en el recrudecimiento del bloqueo a Cuba.

El intercambio de criterios coincidió con anuncios de otras empresas sobre evaluaciones de alternativas para seguir volando a la nación caribeña, a través de terceros países y llegar al interior del archipiélago.

Muchas personas recuerdan con amargura que el magnate republicano mantuvo su autorización a los vuelos charter a La Habana, pero les puso límite anual.

En esa atmósfera de inestabilidad encaja la pregunta del internauta referida al inicio.¿Dónde está la libertad?.

Al parecer, Trump y sus tenaces consejeros a favor del odio creen en la libertad, pero NO si se refiere a la de los estadounidenses y cubano-americanos cuando deciden viajar a La Habana y diversas provincias del archipiélago caribeño.