Por: Guillermo Alvarado
Nueva York, conocida también como “La gran manzana” o la ciudad que nunca duerme, es la urbe más rica del país más poderoso del planeta, pero en estos días da la impresión de ser tierra de nadie, con la población atrincherada, las calles desiertas y los hospitales y depósitos atestados de cadáveres.
Este es el resultado del descuido cometido por las autoridades federales ante la pandemia de Covid-19. Durante un mes después de la aparición del primer caso en ese país, el 28 de enero, nadie hizo nada y cuando el desastre ya era evidente hasta para Donald Trump, las medidas se adoptaron a cuentagotas.
Hoy día nadie duda de que el Sars-Cov-2, como se llama el virus que provoca la enfermedad, se quedará durante un largo tiempo en la nación norteña, que ya es el foco mundial de este azote y que amenaza con profundizarse.
El estado de Nueva York, y la ciudad del mismo nombre, son el más claro ejemplo de lo que la improvisación puede lograr en una crisis sanitaria de este volumen y así lo advirtió el gobernador Andrew Cuomo cuando dijo: lo que ven aquí, lo verán en todo el país.
Estados Unidos ya ronda los 170 mil infectados y más de tres mil fallecidos, y la mitad de todos ellos ocurren en Nueva York, donde hubo que instalar un hospital de campaña en el famoso Central Park.
Con la ligereza y falta de responsabilidad de siempre, el presidente Trump insiste en no declarar la cuarentena y sigue elaborando teorías que rondan lo fantástico y lo truculento.
El colmo fue escucharlo decir que de producirse entre 100 y 200 mil fallecimientos en Estados Unidos por la Covid-19, eso significaría que las autoridades hicieron “bien” su trabajo.
Para nada mencionó que esa enorme cantidad de muertos será responsabilidad del gobierno, y de él mismo, por su pésima gestión de la crisis.
Debería leerse, si acaso lee, un informe conjunto de las universidades de Pensilvania, Estados Unidos; Oxford, Reino Unido; y Nomal, de China, donde reconocen que las medidas tomadas por Beijing durante los primeros 50 días de la epidemia, evitaron unos 700 mil contagios en el gigante asiático.
Como hizo China con Wuhan, Nueva York ya debería estar cerrado, igual que Nueva Jersey y California o de lo contrario el virus continuará circulando.
Dijo Trump que ha sido “casi un milagro” cómo han funcionado las cosas bajo su mandato. Lo que de verdad será un milagro es si ese mandato no mata a más gente que la influenza, la mal llamada gripe española, porque la evidencia indica que comenzó en una base militar de Kansas, que hace un siglo terminó con la vida de 670 mil estadounidenses. Ya veremos.