Por: Roberto Morejón

El envío de personal y recursos materiales de Rusia y China a Italia, al que se sumó Cuba con médicos, contrastó con el silencio inicial de la Unión Europea ante el drama del país transalpino por el avance del nuevo coronavirus.

Muchos italianos manifestaron gratitud por la ayuda en medio de la demoledora escalada de la COVID-19.

Ante los ojos de los lugareños comenzaron a aterrizar aviones militares rusos, desembarcaron soldados y llegaron equipos médicos y medios de desinfección.

Se trató de un desplazamiento rápido luego de una conversación entre el presidente ruso, Vladimir Putin, y el primer ministro italiano, Giuseppe Conte.

Las circunstancias eran apremiantes porque la nación peninsular reportó más muertes que en China, y los servicios hospitalarios quedaban rebasados.

China también hizo su aporte con el despacho a Italia de millones de kitts de prueba para detectar la enfermedad y el traslado de expertos.

A los desvelos anteriores sumaron el suyo los cubanos, con el viaje de más de medio centenar de médicos, enfermeros y técnicos.

En un momento tan sensible, algunos medios de prensa de derecha NO resistieron la tentación de especular sobre supuestas motivaciones de los países envueltos en tan altruista gesto.

Un diario mencionó una estrategia de ayuda asociada a lo que llamó “seducción geopolítica”, en referencia a la significativa presencia rusa para socorrer a los italianos.

El ácido conservadurismo intentó pescar en río revuelto, porque una Rusia fraterna NO encaja en la imagen vendida acerca de un país con supuestos afanes expansionistas, al que  sancionaron con dureza.

Para el diario progresista italiano La República los móviles del auxilio del Kremlin eran otros, pues en su criterio “hay una aceleración geopolítica en el Mediterráneo que ve a Estados Unidos cada vez más ausente y lejano”.

Ese punto de vista armonizó con el de miles de ciudadanos obligados a cuarentena.

De acuerdo con su apreciación la respuesta inicial de la Unión Europea al brote masivo del nuevo coronavirus en Italia fue inadecuada, pues ---dijeron--- sus vecinos se  concentraron en mirar hacia dentro.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, fue más lejos al decir que “cuando Europa necesitaba el espíritu de todos a una, demasiados dieron inicialmente una respuesta individualista”.

Afortunadamente, crece el número de residentes en el país europeo que consideran la asistencia recibida de Rusia, China y Cuba como expresiones sinceras de solidaridad, más allá de consideraciones políticas, porque así lo exige el momento que vive la Humanidad.