Por: Guillermo Alvarado
Autoridades de la ONU advierten que Yemen podría quedar muy pronto ante dos frentes, la guerra y la pandemia de coronavirus, una situación insuperable para ese pueblo sometido desde hace cinco años a una brutal agresión militar encabezada por Arabia Saudita y apoyada por potencias occidentales.
Si bien se había mantenido al margen de la Covid-19, ya se detectaron los primeros casos lo que despertó las alarmas de especialistas debido al severo efecto que esa enfermedad podría tener allí.
El largo y despiadado conflicto destruyó casi en su totalidad la infraestructura sanitaria y forzó el desplazamiento de millones de personas hacia campamentos insalubres, donde pasan hambre y viven hacinados.
Mark Lowcock, coordinador de ayuda de emergencia de la ONU, señaló que la mayoría de habitantes están desnutridos y tienen agotado su sistema inmunológico, por lo que son muy vulnerables al nuevo coronavirus.
Advirtió que el SARS-CoV-2 podría difundirse con una extraordinaria rapidez en Yemen, causando una tragedia superior a la ocurrida en otros países.
Además de los daños ocasionados por el conflicto armado, esa población se vio afectada por una epidemia de cólera y ha sufrido severos brotes de sarampión y otras enfermedades.
Ante la inminencia de este nuevo drama, los funcionarios de la ONU hacen enormes esfuerzos por concretar el cese de hostilidades, muchas veces anunciado pero casi nunca respetado.
La tregua pactada a principios de año en el puerto de Hodeida es rota casi de manera cotidiana y en estos días la guerra se acentúa en la ciudad de Marib, de donde podrían salir hasta un millón de nuevos desplazados.
Arabia Saudita anunció hace poco un alto el fuego, pero en la práctica los combates se mantienen, mientras la ONU agota los recursos necesarios para mantener con vida a una gran cantidad de refugiados.
El cierre de fronteras en casi todo el mundo ha paralizado recursos humanos, financieros y materiales por lo que 31 de los 41 programas principales podrían cerras sus puertas.
Martin Griffiths, enviado especial de la Organización de las Naciones Unidas a Yemen, dijo que hacen falta fondos con urgencia. El principal organismo internacional proporciona alimentos cada mes a unos 12 millones de yemenitas, que podrían perecer si se corta este abastecimiento.
La codicia de las grandes potencias ha convertido a Yemen en una especie de polígono de pruebas de todas las desgracias que puede sufrir un pueblo. Cuando nuestra especie lucha por su vida, no podemos permanecer indiferentes a lo que ocurre allí, porque un día una tragedia semejante bien podría tocar a nuestra puerta.