Por: Guillermo Alvarado
La pandemia de Covid-19 que golpea con fuerza en todo el mundo provocará daños sin precedentes en la economía de casi todos los países en nuestra región, que entrará este año prácticamente en un período de terapia intensiva con un aumento crítico de la pobreza y el desempleo.
Así lo diagnosticó en un reciente informe la Comisión Económica de la ONU para América Latina y El Caribe, Cepal, que prevé una contracción global de 5,3 por ciento del Producto Interno Bruto debido a la disminución de la demanda y el descenso de los precios de las materias primas.
Los más afectados serán aquellos países que tienen su comercio exterior con las grandes potencias, en particular China, la Unión Europea y Estados Unidos, donde la enfermedad ha causado la caída del consumo.
Hasta hace unos días el petróleo y los metales estaban a la cabeza del desplome de las cotizaciones en los mercados internacionales, pero también comenzaron a disminuir los de otros productos, como soya, maíz y trigo.
De acuerdo con los datos de la Cepal, este año se registrará una caída promedio de 14 puntos, tanto en el valor como en el volumen de las exportaciones, y entre los más afectados figuran México, Brasil, Perú, Argentina y Chile, aunque el efecto será sensible en toda el área.
El Caribe, por ejemplo, sentirá con mayor rudeza el impacto de la abrupta caída del turismo, un sector importante en la economía de la zona.
Como resultado un total de 37,7 millones de personas quedarán sin trabajo en la región y 28,7 millones se incorporarán a las cifras de la pobreza, de ellos 16 millones en la pobreza extrema, es decir en la miseria.
Dicho de otra manera, todos los esfuerzos realizados en los últimos años para acercarnos a las metas de desarrollo establecidas hacia el 2030 resultarán inútiles en casi todas las naciones de la región.
Otro dato importante es que la crisis global ocasionada por la pandemia también podría conducir a una nueva configuración de los mercados internacionales, lo que supone una regionalización del comercio mundial.
América Latina y El Caribe podrían estar mejor preparadas para esta etapa que se avizora, de no ser porque gobiernos de corte neoliberal se empeñaron en desactivar mecanismos de cooperación que ya estaban funcionando.
La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, la Unión de Naciones Sudamericanas y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños pueden ser una excelente oportunidad para los duros tiempos que se avecinan, siempre y cuando haya quienes estén dispuestos a aprender las lecciones que da la vida.