Por: Guillermo Alvarado
Organismos de la ONU advirtieron que la grave pandemia de Covid-19 que azota a todo el planeta podría generar, entre otros severos daños, un aumento dramático del hambre debido a la caída en la producción de alimentos y el incremento de la pobreza por el desempleo masivo.
Cuando nos acercamos a los tres millones de contagiados por el SARS-CoV-2 resulta evidente que no estamos sólo ante una crisis sanitaria, sino ante un problema multidimensional que perjudicará en mayor medida a los países poco desarrollados.
En este sentido el Programa Mundial de Alimentos, PMA, alertó que caminamos hacia una escasez de víveres, que ya era crítica antes de que surgiera el nuevo coronavirus y ahora amenaza con ser un desastre.
Al comenzar 2020 había en el planeta 135 millones de personas con hambre, cifra que al finalizar el año bien podría duplicarse lo que significará un severo retroceso en los planes para erradicar este flagelo.
Advierte el PMA que esto tendrá una repercusión en el contexto socioeconómico de cada nación, por lo que resulta imprescindible trazar estrategias para lograr que, aún en medio de la pandemia, se pueda garantizar alimentos sobre todo a los grupos más vulnerables.
El caso es que las medidas de cuarentena y aislamiento social recomendadas para contener el nuevo coronavirus han provocado el cierre de cientos de miles de empresas y dejado sin empleo a millones de trabajadores, lo que equivale a decir sin recursos para satisfacer las necesidades familiares.
Un ejemplo descarnado es la paralización prácticamente total del turismo, que afecta no sólo al sector hotelero y de restaurantes, sino que también daña al transporte, los servicios y hasta a la agricultura y la construcción.
Además de los grandes polos de atracción de paseantes, hay pequeños países que en buena medida vivían de la llamada industria sin chimeneas.
En nuestra región muchas familias dejaron de recibir remesas de sus parientes en el extranjero, por la sencilla razón de que también allá perdieron sus trabajos e incluso están imposibilitados de regresar.
Arif Husaín, del servicio de análisis y tendencias de seguridad alimentaria del PMA, dijo que si no se aúnan esfuerzos para enfrentar el problema “el precio será demasiado alto: muchas vidas y muchos más medios de vida perdidos".
No hay muchas razones para ser optimistas, sobre todo luego de que la Organización Mundial de la Salud dijo que posiblemente tendremos que vivir con la Covid-19 durante mucho tiempo. Así pues, a las pérdidas humanas por la enfermedad, habrá que sumar las ocasionadas por los efectos colaterales de la pandemia, que se anuncian muy, muy fuertes.