Miami, orar por la violencia

بقلم: Maite González Martínez
2020-05-14 07:41:02

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Por: Roberto Morejón

El vicepresidente estadounidense, Mike Pence, pronunció el año pasado una frase  agresiva y comprometedora en Miami, en la que transmitió el odio de su administración  hacia Cuba y Venezuela.

“Llegó la hora de liberar a Venezuela de Cuba”, dijo el orador sin ruborizarse, como si La Habana subyugara a Caracas.

Así se manifestó a pesar de que es Estados Unidos el que sanciona y apoya a ejércitos privados para que entrenen a traidores que luego intentan desembarcar en Venezuela.

El vicepresidente Pence se explayó contra Cuba y Venezuela en febrero de 2019 en la iglesia Doral Jesús Worship Center, en la localidad de Doral, descrita como una apacible urbanización próxima al aeropuerto de Miami.

Sin embargo, al templo acuden extremistas, promotores del odio y sujetos empeñados en voltear los procesos revolucionarios en Cuba y Venezuela.

Entre los oyentes extasiados con aquel telúrico discurso de Pence en el inmueble religioso destacaban el senador republicano Marco Rubio, el congresista del mismo partido Mario Díaz- Balart y el embajador estadounidense ante la OEA , Carlos Trujillo.

Todos ellos incendiarios de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.

Al supuestamente sosegado centro de oración en el Doral comenzó a asistir en 2010 Alexander Alazo Baró, quien recientemente atacó a tiros la embajada cubana en Washington.

Alazo Baró, quien asumió una conducta normal mientras vivió o viajó posteriormente a Cuba, adujo en los últimos años sentirse perseguido por lo que llamó grupos criminales en la nación caribeña, aunque estos NO existen. 

La guerra solitaria de Alazo Baró contra una sede diplomática en Washington NO está disociada del discurso beligerante de la administración estadounidense.

Tampoco lo está de los grupos extremistas de la Florida y de la oratoria visceral contra La Habana de los congresistas citados.

Todo apunta a que en el Doral Jesús Worship Center predican sus diatribas personas extremistas.

Entre ellas figuran el pastor fundador Frank López y Leandro Pérez, quien públicamente se manifiesta a favor de magnicidios en Cuba.

Pérez confirmó su amistad con Alazo Baró, a quien ahora trata de presentar como un individuo perturbado. 

Todo ello ocurre en el Estado de la Florida donde han radicado históricamente jefaturas de pandillas que controlaron negocios ilícitos, a las que se vincularon recalcitrantes de origen cubano.

Ninguno de ellos reniega de ambientes considerados propicios como el del Doral Jesús Worship Center.



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