Por: Roberto Morejón

En su arremetida contra organismos multilaterales, la administración de Donald Trump afirma ser celosa guardiana del destino de las erogaciones de los contribuyentes estadounidenses, supuestamente mal empleadas por los receptores, pero el clan familiar parece no acatar ese principio.

Los inquilinos de la Casa Blanca advirtieron a manera de chantaje a las organizaciones Mundial y Panamericana de la Salud que cumplieran sus exigencias, o  recortarían aportes financieros.

Sin embargo, el clan de los Trump es menos rígido con el uso del dinero público, o sea el tributo de los contribuyentes, para zanjar gastos del servicio secreto.

La familia del primer mandatario extingue más apresuradamente el presupuesto del Servicio Secreto en comparación con los gastos ocasionados por otros gobernantes y parientes.

Según una investigación de la organización Ciudadanos por la Responsabilidad y la Ética en Washington, la familia Trump  realiza más de mil viajes protegidos anualmente.

Los aludidos hicieron 12 veces más traslados que los allegados al ex presidente Barack Obama en los primeros años del mandato.

Por ese camino extinguirían los fondos de los cuerpos dedicados a la protección de figuras oficiales y sus parientes.

Es cierto que los consanguíneos del jefe de Estado actual alegan pagar con sus voluminosas fortunas los pasajes de avión, pero de esa fuente no proviene el financiamiento para la custodia personal.

Uno de los Trump, Donald Jr, desató la ira pública al conocerse sobre una expedición realizada a  Mongolia para la exótica cacería de carneros argali.

El hijo mayor del Presidente no es el único en darle la vuelta al mundo con el añadido de expendios de seguridad y logística.

Otro vástago, Eric Trump, arribó a  Uruguay en enero pasado a un costo de casi 98 mil dólares para los contribuyentes estadounidenses, reveló el diario The Washington Post.

Si bien fue un viaje de negocios, el andarín fue amparado por las prestaciones oficiales de su país.

Como resultado de todo lo expuesto, los estimados en costos de seguridad para el presidente y su familia en cuatro años llegan a casi mil millones de dólares, ocho veces más que la cobertura de los Obama, apuntó el diario británico The Guardian.

La hipocresía es palpable. Los Trump dilapidan presupuestos públicos mientras la administración intimida a organismos multilaterales con rebajarles pagos porque ---alega---debe salvaguardarse el dinero de los estadounidenses.