Brasil vive también una emergencia ambiental

بقلم: Maite González Martínez
2020-06-16 07:22:59

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Por Maria Josefina Arce

Brasil vive el peor de los escenarios posibles. Cada día crece la desconfianza en el gobierno que preside Jair Bolsonaro por su ineficaz gestión ante la COVID 19, cuyo número  de contagiados  se incrementa por horas, mientras aumentan las críticas por el abandono de las comunidades indígenas ante la pandemia y la continuidad de las acciones agresivas contra el medio ambiente.

En medio de este panorama no solo se escucha el reclamó de la renuncia del jefe de estado, sino también del ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, quien enfrenta hoy una fuerte oposición de la sociedad por insistir en atentar contra el entorno.

El rechazo a Salles creció luego de que se conociera a través de un vídeo, la sugerencia del ministro de aprovechar la emergencia sanitaria que vive la nación para flexibilizar las normas ambientales, obviando la autoridad del Congreso, donde, dijo, podría encontrar resistencia.

Lo cierto es que tan rápido como se propaga la COVID 19 en la nación sudamericana, se intensifica la deforestación de la Amazonía, pues ni siquiera la pandemia ha significado un alto a la agresión contra lo que se denomina el pulmón del planeta.

El pasado mes de mayo las alertas por este dañino proceso registraron cifras récord. Unos 829 kilómetros cuadrados se vieron afectados, un incremento del doce por ciento en relación con  el año anterior.

Expertos  indicaron que esta situación es resultado de la falta de vigilancia y protección del territorio por las autoridades, que permiten que se actúe libremente contra las comunidades indígenas y el medio ambiente.

El gobierno ha intentado justificar la situación a causa de la pandemia, pues alega que ha debido concentrar  los esfuerzos en su enfrentamiento, lo que no se  acerca  a la realidad pues Brasil es hoy el país latinoamericano con mayor número de casos por la ineficaz respuesta gubernamental, que ha minimizado la emergencia sanitaria mundial.

Lo cierto es que desde la llegada de Bolsonaro a la presidencia de Brasil comenzaron a desmantelarse las políticas ambientales. Abierto defensor del carbón y contrario a la existencia del cambio climático, con su accionar ha dado luz verde a los latifundistas para talar y quemar a su antojo la selva.

La Amazonía está en peligro. Ya el pasado año fue escenario de fuertes incendios, que devastaron grandes áreas, destruyendo el hábitat de numerosas especies. La gestión del gobierno que preside Jair Bolsonaro no ayuda a preservar el bosque tropical más grande del planeta, declarado en 2011 una de las siete maravillas naturales del mundo y
donde habitan comunidades indígenas.



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