Por María Josefina Arce

Desde hace algunos años Cuba potencia el empleo de las energías renovables y en su Plan Nacional de Desarrollo hasta 2030 es este uno de los sectores esenciales.

En la nueva estrategia socioeconómica del país es, por tanto, el incentivo de estas fuentes una prioridad por su impacto en disímiles sectores de la Mayor de las Antillas.

De acuerdo con la ministra de Finanzas y Precios, Meisi Bolaños, como parte de la estrategia se trabaja para crear incentivos fiscales que respalden ramas primordiales como la de las energías renovables, que además tributan al sistema energético nacional.

En su intervención en el espacio televisivo Mesa Redonda, la titular explicó que en ese camino se trabaja de manera coordinada con el Ministerio de Energía y Minas.

Ya el pasado año el país puso en marcha el decreto-ley 345, que pone  como meta lograr que en una década el 24 por ciento de la generación eléctrica esté cubierta por estas fuentes, que van desde la tecnología solar y eólica hasta las centrales hidroeléctricas.

La disposición establece la posibilidad de producir energía a partir de estas fuentes por ciudadanos naturales, una alternativa más rentable para los trabajadores por cuenta propia que tienen un alto consumo eléctrico.

El archipiélago caribeño cuenta con parques eólicos y fotovoltaicos en diversas partes del territorio y desarrolla, asimismo, la construcción de centrales bioeléctricas para aprovechar la biomasa cañera y forestal.

Cuba además, mantiene planes de colaboración en esta esfera con empresas de Alemania, Canadá, Reino Unido, España y China.

En el desarrollo económico sostenible que construye Cuba es vital seguir implementado estas fuentes que posibilitan  transformar la matriz energética y ahorrar combustible, pero además disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y cuidar así nuestro planeta.