Por: Guillermo Alvarado
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha tenido que dar marcha atrás en numerosas decisiones en las últimas semanas, algo no común en su tozudo talante, asustado por la posibilidad cada vez más real de perder su cargo en las elecciones del 3 de noviembre.
Hasta ahora el imprevisible magnate nos tenía acostumbrados a empecinarse en las más estrambóticas decisiones, como abandonar el Acuerdo de Cambio Climático de París, el Tratado Nuclear conocido como 5 más uno, con Irán, amenazar a la Corte Penal, o irse de la Organización Mundial de la Salud.
Pero, al decir del periodista Jon Sopel, de la BBC de Londres, el presidente descubrió que ese vehículo denominado Casa Blanca también tiene reversa.
Solo que, una vez puesto el embrague en retroceso, la caja de cambios de Trump se trabó, porque no puede avanzar de ninguna manera como lo demuestran recientes acontecimientos.
Enemigo del uso de mascarillas para frenar la covid-19, terminó diciendo que ponérselas era un acto patriótico; luego precisó que en algunos lugares las escuelas podrían demorar un poco más en abrir, cuando había amenazado con retirarles los fondos a las que no lo hiciesen cuando él lo ordenara.
También tuvo que cancelar la Convención Nacional del partido Republicano en Jacksonville, Florida, aunque esta decisión no fue tanto suya, como de la pandemia que está arrasando con ese estado.
Más recientemente hizo algo que verdaderamente no se esperaba. Decidió retirar a las fuerzas federales que reprimían las manifestaciones contra el racismo en Portland, Oregon.
Hasta ahora los retrocesos del presidente se veían como movimientos tácticos para apaciguar las críticas a su gestión y los malos números obtenidos en los sondeos de intención de voto, inclinados hacia su rival, el aspirante del partido Demócrata, Joe Biden.
Pero ahora surge un nuevo dato que indica algo más profundo y quizás, también, más peligroso: Trump verdaderamente tiene miedo de salir de la Casa Blanca.
Así lo evidencia un mensaje puesto en su cuenta de Twitter hace pocas horas, donde “sugiere” que se retrase la celebración de los comicios.
Él, por supuesto, no puede tomar esa decisión, pues compete al Congreso que nunca, ni en las peores circunstancias, ha tocado esa tradición estadounidense.
Curioso que esa sugerencia salga después del anuncio de que el Producto Interno Bruto se derrumbó en el último trimestre en 32,9 puntos, algo desastroso y que mantendrá atascada la caja de cambios presidencial.