Por María Josefina Arce

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible incluye garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad,  clave para salir de la pobreza en un mundo en el que  se contabilizan por millones los pobres y hambrientos.

Una meta amenazada constantemente por conflictos bélicos, desastres naturales, la falta de voluntad política y dispares oportunidades, y que ahora se ve seriamente dañada por la presencia de la COVID 19.

Para evitar el contagio y la propagación de la enfermedad causada por el nuevo coronavirus, a medida que esta avanzaba por todo el planeta se anunció por los distintos gobiernos el cierre temporal de las escuelas.

Una medida necesaria que ha evidenciado la latente desigualdad aún existente en varios ámbitos que inciden en la enseñanza.

De acuerdo con la ONU, el mundo ya sufría una crisis educativa antes de la pandemia, con más de 250 millones de niños que no estaban escolarizados.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterrez, señaló que nos enfrentamos a una catástrofe generacional que podría desperdiciar un potencial humano incalculable, minar décadas de progreso y exacerbar las desigualdades arraigadas.

MIL 500 millones de estudiantes  de todos los niveles, desde preescolar hasta el universitario, vieron interrumpidas sus clases, lo que representa 87 por ciento del total mundial de educandos.

El organismo internacional aseveró que se impone encontrar un equilibrio entre los riesgos para la salud y los riesgos para la educación y la protección de los niños.

El problema exige un gran esfuerzo, voluntad política y también solidaridad, pues son muchas las inequidades existentes y las medidas no funcionan para todos por igual.

Los hogares más pobres se enfrentan no solo a la realidad de no tener la tecnología o conectividad necesarias para el aprendizaje online, sino que han perdido la comida que la escuela garantizaba a sus hijos y con ello son muchos los que ven peligrar su permanencia en el sistema educativo ante la necesidad de trabajar y ayudar a sus familias.

El mundo se enfrenta a un serio reto. La COVID 19 impacta en lo sanitario y económico, pero también tiene en la educación efectos incalculables, pues daña el aprendizaje, la nutrición y la seguridad.

De ahí que la ONU  lanzó su campaña "Salva nuestro futuro" y  la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura haya puesto en marcha un equipo de tareas de emergencia UNESCO-COVID 19 para apoyar las acciones nacionales y trazar estrategias que permitan hacer frente al enorme desafío, pues el acceso a la enseñanza permite avanzar hacia un mundo de paz y más equitativo.