Plebiscito constitucional en Chile. Foto: EMOL

Por: María Josefina Arce

Marcada por  la COVID 19, la agudización del  conflicto mapuche y el paro de los camioneros,  transcurre en Chile la campaña para el plebiscito constitucional del 25 de octubre venidero.

Más de 14 millones de chilenos están llamados a concurrir a las urnas, en una jornada que  podría abrir el camino a cambios profundos en la nación austral.

Apruebo o rechazo son las alternativas a tener en cuenta por los ciudadanos,  que tendrán con sus votos la posibilidad de cambiar una constitución heredada de la sangrienta dictadura del general Augusto Pinochet, una triste y oscura página de la historia de ese país.

También está en juego, de imponerse Apruebo, quiénes redactarán el documento, si una comisión mixta de representantes del pueblo y parlamentarios, en partes iguales, o una convención formada totalmente por asambleístas elegidos.

En redes sociales, radio, televisión y graffitis en las calles, los partidos políticos desarrollan su campaña a favor o en contra de una nueva Carta Magna.

Para los partidarios de Apruebo es fundamental una Constitución que de paso a una sociedad más justa y equitativa en un Chile profundamente desigual.

Precisamente esa inequidad, disfrazada durante décadas detrás de un modelo económico supuestamente exitoso, llevó al actual proceso, al desatar en octubre del pasado año intensas protestas sociales.

Ante el empuje de los chilenos, que durante dos meses tomaron las calles a pesar de la violenta represión, y para acallar las críticas a su gobierno, el presidente Sebastián Piñera, promulgó en diciembre último la ley para la realización del plebiscito, aplazado de abril a octubre por la COVID 19.

Los que abogan por el no, los sectores más conservadores y reaccionarios de la sociedad, plantean que se pueden efectuar cambios sin tener que ir a la redacción de un nuevo documento.

Pero lo cierto es que esta opción no ha funcionado hasta el momento. La mayoría de los chilenos entienden que es necesario desterrar los viejos mecanismos de la dictadura aún presentes y de esa manera, sin olvidar pues la memoria histórica de una nación es importante, construir otro país.

Diferentes encuestas indican que más del 70 por ciento de los electores optaría en las urnas por el cambio de la Constitución.

Por eso, la preocupación fundamental es la tradicional baja asistencia a  las urnas, ya que Chile tiene una de las tasas más alta de abstencionismo en América Latina, en la que ahora además podría incidir la COVID 19, unido a que las generaciones jóvenes no confían en los partidos, instituciones y el presidente Sebastián Piñera.