Por María Josefina Arce
América Latina es hoy testigo de una persecución judicial contra líderes progresistas, una de las tácticas de la derecha para tomar el poder en las distintas naciones de la región, con el beneplácito de Estados Unidos.
Es un escenario que se viene gestando hace años en la zona y que se apoya en falsas acusaciones, con pruebas y testigos de poco fiar, que por demás, los grandes medios de comunicación se encargan de propagar.
La corrupción es el delito escogido por lo más reaccionario de Latinoamérica para acusar a los ex dirigentes, eliminarlos de la escena política e impedir que puedan presentarse a los procesos electorales.
Ex presidentes con una gran aceptación popular de Brasil, Argentina, Bolivia y Ecuador han sido y son objeto de estos ataques, que en ningún caso se sostienen jurídicamente y son totalmente parciales.
Luis Inacio Lula Da Silva y Dilma Roussef, de Brasil, y Cristina Fernández, de Argentina, han estado en el centro de esas acusaciones urdidas por la derecha.
Desde hace unos meses y ante la cercanía de elecciones generales en Bolivia y Ecuador, los ex mandatarios Evo Morales y Rafael Correa han visto arreciar las acciones y campañas de descrédito en su contra.
En las últimas horas fue ratificada en Ecuador la sentencia de ocho años contra Correa por el denominado caso Soborno, lo que lo inhabilita de por vida para ocupar cualquier cargo político.
La confirmación de la sentencia, lograda en tiempo récord como denunció Correa, es lo que esperaba con ansias la derecha, pues el ex mandatario se presentaría como candidato a la vicepresidencia en los comicios de febrero de 2021.
La situación no es mejor en Bolivia, donde las autoridades golpistas se han asegurado de que Morales tampoco pueda retornar a la escena política del país, donde cuenta con múltiples simpatizantes por sus políticas a favor de los más humildes.
Un Tribunal Constitucional de La Paz determinó que Morales queda inhabilitado para postularse como aspirante al Senado por el departamento de Cochabamba por el MAS, Movimiento al Socialismo, en las elecciones del venidero 18 de octubre.
La derecha considera tanto a Correa como a Morales un peligro para sus ansias de poder, pues representan una real alternativa para los pueblos ante el despiadado neoliberalismo que trae aparejado más desigualdad.
Con estas decisiones judiciales, como bien afirma el Instituto Simón Bolívar, la democracia en América Latina ha recibido un golpe, al impedirse que los pueblos de Ecuador y Bolivia ejerzan libremente su voluntad.