La pandemia tiene impactos negativos históricos en las economías del mundo. Foto: Forbes Colombia
Por Guillermo Alvarado/RHC
Los países de la región retrocedieron en una década respecto a su crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), debido a los severos daños ocasionados en la economía por la pandemia de Covid-19, que ha causado el cierre de millones de empresas y la pérdida de enormes cifras de empleos.
Así lo señaló la Comisión Económica de la ONU para América Latina y el Caribe, CEPAL, en el último informe presentado en su sede de Santiago de Chile, donde dibuja sombrías perspectivas para toda el área.
Como promedio, el PIB decrecerá para finales de este año en 9,1 por ciento, un resultado igual al de 2010, lo que hace prever un incremento marcado de las desigualdades, en un área ya de por sí bastante desigual.
Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL, afirmó que la pandemia está teniendo impactos negativos históricos en lo económico, productivo y social, con secuelas a mediano plazo sobre el crecimiento y el incremento profundo de la pobreza y el desempleo.
Sólo este año cerrarán sus puertas 2,7 millones de empresas formales, por lo que el desempleo crecerá hasta los 44 millones, es decir 18 millones más que durante 2019. Esto significa una cifra igual de hogares que perderán su fuente de ingresos y pasarán trabajo para satisfacer sus necesidades más elementales.
Debido a la crisis sanitaria global, América Latina y el Caribe llegará a los mismos niveles de pobreza que había hace 15 años, lo que significa la pérdida de numerosos esfuerzos para combatir este flagelo y pone en duda el cumplimiento de las metas de desarrollo sostenible para 2030.
Peor aún, la pobreza extrema, o sea la miseria, esa condición en la que personas y hogares son incapaces de cubrir los apremios básicos de alimentación, vestido, salud, vivienda o educación, alcanzará a 95 millones de habitantes, la misma cifra que había en 1990.
La miseria, un flegelo del que no escapan los más vulnerables. Foto: Archivo
El informe de la CEPAL revela simple y llanamente que si en materia de desarrollo económico nuestra región perderá una década, en el aspecto más grave y duro de la pobreza la caída será de 30 años.
Aún en el supuesto de que la pandemia pueda estar bajo control el año próximo, algo que todavía está por verse, pero que es muy improbable, la recuperación de la economía será muy lenta y requerirá un cambio en las políticas de cada país y de la cooperación a nivel internacional.
Además de reformas fiscales profundas y equitativas, donde contribuyan más los que más tienen, hace falta, entre otras cosas, reducir la carga de la deuda externa, que lastra las posibilidades de desarrollo sobre todo en las naciones más pobres.
No será fácil, ni rápido, pero no se trata de volver a vivir como hace un año, sino de comenzar a resolver problemas que tienen décadas o siglos de causar daños innecesarios. Ya veremos.