Foto: Archivo/RHC.
Por: María Josefina Arce
Continuar trabajando a favor de la solidaridad, la dignidad y la justicia social es el compromiso de Cuba con el mundo y la humanidad, ratificado por el presidente Miguel Díaz Canel, en su intervención en el trigésimo primer período extraordinario de sesiones de la ONU.
Voluntad que, denunció Diaz Canel, choca con actitudes agresivas de naciones como Estados Unidos, que aún en medio de la emergencia sanitaria mundial por la COVID 19 mantiene y refuerza sanciones que dificultan el enfrentamiento a la pandemia.
Cuba es un ejemplo de ello. En este complejo y desafiante año, la administración del presidente norteamericano, Donald Trump, contrario a lo que exige el momento actual reforzó su política hostil contra el pueblo cubano.
Washington adoptó nuevas sanciones y obstaculizó el envío de donaciones a Cuba, tan necesarias para la batalla contra la COVID 19. De hecho ha prohibido vuelos de carga humanitaria a la Mayor de las Antillas.
En virtud del bloqueo que desde hace casi sesenta años mantiene Washington, firmas extranjeras se negaron a facilitar a nuestro país ventiladores pulmonares mecánicos.
Y en sus acciones agresivas ha presionado y chantajeado a otros países para que no soliciten la ayuda médica cubana ante la COVID 19. Pero el prestigio del personal de salud de nuestro país es grande y ha dejado una profunda huella en cada pueblo al que ha asistido.
Por demás, la voluntad de Cuba de ayudar y compartir lo que tiene es un principio de la revolución y un sentimiento muy arraigado en nuestro pueblo.
En su intervención precisó Díaz Canel que a pesar de ese escenario hostil la Mayor de las Antillas envió más de 50 brigadas médicas para combatir la COVID 19 en 39 países y territorios, las que se sumaron a las que ya estaban presentes en muchos de esos lugares.
Y sin ninguna duda Cuba seguirá extendiendo su mano amiga a quien lo necesite, como tantas veces ha reiterado el gobierno, fiel a nuestra tradición de solidaridad e internacionalismo.