Foto: Granma.

por: Roberto Morejón

Tiene profundo simbolismo que el gobernador de Moquegua, Zenón Cuevas, participara en la despedida a médicos cubanos que laboraron en la sureña región peruana, donde lograron salvar al funcionario luego de contagiarse de la COVID-19 .

El regreso a su patria de los colaboradores cubanos integrantes del contingente Henry Reeve estuvo rodeado de la gratitud y calidez de los pobladores y gobiernos locales.

Tanto en las sureñas ciudades de Arequipa y Moquegua como en la central Arequipa, los especialistas de la mayor de las Antillas dejaron una huella indeleble por su probada calificación, altruismo y trato amable con los pacientes.

Ellos cumplieron una labor con mucha exigencia porque Perú ocupó los primeros lugares a nivel mundial ante el impacto de la pandemia por el nuevo coronavirus.

Más de 250 de sus colegas peruanos se cuentan entre las víctimas de la enfermedad, incluyendo tres graduados en Cuba.

Pero los enviados desde la patria de José Martí NO escatimaron tiempo y dedicación, ya fuera en labores preventivas en las localidades o en los hospitales, algunos de ellos con salas de cuidados intensivos desbordadas.

En Áncash ---reflejó uno de los médicos cubanos en su diario---, la terapia intermedia parecía una sala geriátrica por la elevada edad promedio de los habitantes de la región, de ahí la extrema sensibilidad y pericia que demandó de los visitantes.

Las estadísticas reflejan el eficaz ejercicio de la profesión al atender casi 116 mil casos de COVID-19, salvar 627 vidas y ejecutar más de 239 mil procedimientos de enfermería.

Como señalara un médico peruano, los cubanos evidenciaron en el país sudamericano su alta vocación de servicio.

Para algunas voces de la derecha que dentro y fuera de Perú intentaron infructuosamente ensombrecer la gestión de los profesionales antillanos, debería ser suficiente la analogía registrada en la historia.

En Huaraz, donde una brigada cubana de la salud acaba de rendir una estupenda faena, trabajaron también 50 años atrás otros abnegados médicos del archipiélago caribeño, en aquella ocasión con motivo del nefasto terremoto que devastó a Perú.

Los médicos antillanos de ayer y de hoy han brindado a los peruanos sus conocimientos, habilidades y fraternidad y regresaron a su casa con la satisfacción del deber cumplido.