Foto: Archivo/RHC.
Por: María Josefina Arce
Devastadores para la vida cotidiana de los venezolanos son los efectos de las medidas unilaterales adoptadas por Estados Unidos contra la nación suramericana, en su fallido intento por derrocar a la Revolución Bolivariana.
En una reciente visita, durante la cual se reunió con las autoridades y recorrió varios estados, la Relatora Especial de la ONU para los derechos humanos, Alena Douhan, afirmó que las consideraciones humanitarias deben prevalecer sobre las políticas, pues las sanciones afectan notablemente a los venezolanos.
La hostil postura estadounidense ha impedido la puesta en marcha por Caracas de nuevos programas sociales y la consolidación de los ya existentes que benefician a toda la población, una situación reconocida por la funcionaria de la ONU.
Incluso entidades norteamericanas también han tenido que admitir el daño de las sanciones. La Oficina de Responsabilidad Gubernamental de Estados Unidos señaló en un informe, siempre con palabras engañosas, el deterioro sufrido por la economía venezolana.
Aunque no cuantifica los daños, ni menciona su incidencia negativa en la vida de los ciudadanos, indica que la economía de Venezuela se ha contraído constantemente durante casi una década, pero ha caído abruptamente desde 2015 y en especial a partir de 2019, año de una marcada hostilidad.
Cómo era de esperar el documento intenta minimizar la responsabilidad de Estados Unidos y trata de hacer ver que las sanciones no restringen la ayuda humanitaria.
Lo cierto es que esta guerra no declarada de Washington incide negativamente en la salud, investigaciones,educación, alimentación, deporte y cultura, entre otras esferas.
Impiden la adquisición de medicamentos, equipos y otros insumos. Una realidad que se ha recrudecido en medio de la COVID 19, al obstaculizar la compra de vacunas, a través del robo de los activos venezolanos en el exterior.
Se ha bloqueado el ingreso de alimentos distribuidos por los Comités Locales de Abastecimiento y Producción, un sistema de organizaciones populares para llevar bolsas de comida casa por casa.
Venezuela ha resistido años de agresiones. Tras la llegada en 1999 de Hugo Chávez a la presidencia se iniciaron ataques de todo tipo como el apoyo a la violencia opositora, inflación inducida y amenazas de intervención, entre otras.
La orden ejecutiva de 2015 que calificaba a Venezuela como una amenaza a la seguridad nacional llevó al incremento de las acciones hostiles, que bajo los cuatro años de mandato del hoy ex presidente Donald Trump cobraron mayor fuerza.
Siempre el mismo falso argumento: una supuesta preocupación por el bienestar de los venezolanos, la verdad: los ojos puestos en los cuantiosos recursos naturales de ese país.
Venezuela tiene la mayor reserva probada de petróleo en el mundo, a lo que se suma que es rica en minerales como el oro, los diamantes y el coltán.
De buscar un cambio de régimen con diversas acciones que van desde apoyar golpes de estado hasta una intervención armada está plagada la historia de Estados Unidos con América Latina.
Venezuela con sus abundantes recursos y su postura soberana e independiente está desde hace años en el radar expansionista del vecino del Norte, al que por supuesto no le importa el sufrimiento que puede causar a todo un pueblo.