Elecciones en El Salvador. Foto: Archivo/RHC.
Por: María Josefina Arce
Desde este miércoles El Salvador entró en silencio electoral, de cara a los comicios legislativos y municipales del venidero día 28, a los que están llamados a las urnas más de cinco millones de salvadoreños.
Los 84 escaños del Congreso serán renovados este domingo, en una jornada de gran importancia para determinar qué rumbo tomará el órgano legislativo, si se mantiene con mayoría opositora o se inclina al oficialismo.
En la actualidad la ultraderechista ARENA, Alianza Republicana Nacionalista, y el izquierdista FMLN, Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, son los partidos mayoritarios, con 37 y 23 asientos, respectivamente.
Un triunfo de la oficialista Nuevas Ideas, como vaticinan los sondeos, le abriría el camino al presidente Nayib Bukele para imponer, sin mayor resistencia, sus criterios y planes.
Y es que como recuerda la agencia noticiosa multinacional Telesur, el próximo Congreso elegirá al nuevo Fiscal General de la República y a los cinco magistrados de la Corte Suprema de Justicia, un órgano clave para mantener el orden democrático y que ya ha frenado a Bukele en varias ocasiones.
El mandatario se ha caracterizado por una postura autoritaria. En sus dos años de gestión, ha mantenido una constante confrontación con el Congreso.
La relación se deterioró aún más a partir de febrero del pasado año, cuando Bukele militarizó el Palacio Legislativo para, como después reconoció, presionar por la aprobación de fondos destinados a la tercera fase de su plan de seguridad contra las pandillas y que comprendía el fortalecimiento de las fuerzas policiales y militares.
Una acción criticada por buena parte de la ciudadanía y calificada por la oposición como un intento fallido de golpe de estado.
La intimidación contra los legisladores también comprendió el retiro de la protección y el envío de militares a las afueras de sus casas.
En medio de ese panorama de confrontación, alentado por el propio gobierno, se inició en enero último la campaña electoral, que estuvo marcada por el asesinato de dos militantes del Frente Farabundo. El hecho criminal fue protagonizado, de acuerdo con el gobierno, por agentes de seguridad del Ministerio de Salud.
Durante el proceso electoral, como desde que llegó a la presidencia, Bukele ha mantenido un discurso de odio y ha desconocido y calificado de farsa los acuerdos de paz que firmados en 1992 pusieron fin a la guerra en el país centroamericano.
Cualquier cosa se puede esperar en la jornada electoral, máxime cuando a pesar de aparecer como favorito el oficialista Nuevas Ideas, el mismo Bukele ha hecho acusaciones de fraude.
El Salvador se juega este domingo su futuro democrático. El presidente hasta el momento parece ir en otra dirección y nada bueno puede esperarse del posible triunfo de un partido que responde a sus intereses y al frente del cual está uno de sus familiares.
