Por María Josefina Arce
Para el 2050 se estima que una de cada diez personas en el mundo sufrirá pérdida de audición, un problema que afecta hoy a un cinco por ciento de la población en el planeta.
Asociada al retraso del desarrollo cognitivo, el aislamiento social y la depresión, la hipoacusia puede afectar a uno o ambos oídos.
Pero para quienes tienen esa discapacidad hace 64 años se abrió una esperanza. Fue en Francia un 25 de febrero que se realizó por primera vez un implante coclear.
En Cuba este tipo de intervención se comenzó a aplicar en 1997 y por iniciativa del líder histórico de la revolución Fidel Castro se dio inicio a un Programa Nacional, que se perfeccionó a partir de 2005 para garantizar a esos pacientes un efectivo apoyo para su desarrollo individual y social.
El Ministerio de Salud Pública garantiza todos los accesorios, no importa lo costosos que sean, pues el país los adquiere de las más importantes firmas productoras.
El genocida bloqueo norteamericano que durante casi 60 años ha ocasionado serias afectaciones al sistema de salud, también ha dañado a este vital programa de gran impacto social en cuanto a tecnologías, abastecimiento e insumos.
Un equipo multidisciplinario participa en todo el proceso, que explican los especialistas, es largo y parte de la selección del candidato, le sigue la cirugía, la programación del dispositivo y finalmente la rehabilitación.
Cientos de personas que nacieron sordas o con deficiencias auditivas, la mayoría de ellas menores, se han beneficiado en nuestro país con este tipo de intervención.
Desde 2015 en Cuba también se han realizado implantes bilaterales, o sea cirugía simultánea para colocar en ambos oídos los dispositivos, técnica que solo se aplica en naciones desarrolladas debido al alto costo médico de la operación.
A pesar de las limitaciones, Cuba tiene un desarrollo en esa rama de la medicina, reconocido a nivel internacional. De hecho en La Habana se creó en 2009 el Grupo Iberoamericano de Implantes cocleares.
De hasta 60 mil dólares puede ser el costo de esta intervención, prohibitivo para muchas personas en el mundo. Pero en Cuba, gracias al compromiso del gobierno con la salud de su pueblo, es gratuito y está avalado además, por los notables resultados de la medicina cubana.
Y es que nada cuenta más, como afirman los especialistas, que ver cómo los beneficiados con este programa logran su total integración a la sociedad.