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Por: Roberto Morejón
El nuevo coronavirus puso en tensión a la Humanidad y los cubanos no están ajenos, por más que adoptaron acertados protocolos de atención y los índices de contagio permanezcan por debajo de los de naciones de la región.
Sin embargo, las autoridades sanitarias tienen razón al examinar con mucho cuidado los reportes de casos sospechosos y positivos.
En las últimas semanas se mantuvieron entre unos 700 y 900 diarios de esos últimos e incluso sobrepasaron los mil, al menos dos veces en el mes de marzo.
Con 23 laboratorios de biología molecular y la elevación de la cantidad de test analizados diariamente hasta bordear los 20 mil, el personal de salud tiene una dimensión más precisa del auge de la enfermedad desde finales de diciembre pasado.
Las miradas se dirigen hacia La Habana , donde establecieron disposiciones restrictivas de movimiento en horario nocturno y siguen cerrados escuelas y lugares para el ocio, pero el territorio sigue a la espera de la anhelada reducción de casos.
La Habana exhibe una alta transmisión y dispersión del virus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad.
El presidente de la República , Miguel Díaz-Canel, exhortó a directivos y residentes a una mayor eficiencia en el aislamiento de sospechosos, para así interrumpir la transmisión del virus.
La revisión de todas las estrategias y estar muy atentos en áreas de salud en los barrios a cualquier resquicio en la pesquisa comunitaria, pasaron a ser acciones obligadas en Cuba.
No se descarta que algunas personas abandonen las precauciones tomadas ante una enfermedad de impacto letal.
Pudiera ser así por la expectativa de una aprobación a varios de los candidatos a vacunas generados en Cuba.
En paralelo a los ensayos clínicos, los investigadores despliegan lo que llaman estudios de intervención para facilitar la inoculación de dos de los cinco aspirantes a vacunas, Soberana 02 y Abdala, a cientos de miles de personas.
Se trata de un acierto mayúsculo, como admitió The Washington Post, pero creer que la mayor de las Antillas arribó al inicio de la inmunización sería un error, al ser ineludible aún vencer la fase tres de los ensayos.
Por muy factible que sea la eficacia de los antígenos en estudio y constituya una verdad que se recuperaron poco menos de 70 mil personas contagiadas, los cubanos no pueden abandonar ni una sola de las prevenciones ante la COVID-19.