Laboratorios de biología molecular analiza muestras PCR.(Foto: ACN)

Por: Roberto Morejón

Gracias a una acertada política con énfasis en el desarrollo de la ciencia y la innovación y el gratuito servicio de salud, Cuba presentó en el espacio iberoamericano una situación menos apremiante de en relación con la pandemia.

Al participar en la vigesimoséptima Cumbre Iberoamericana, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, destacó el papel de la ciencia y la innovación como factores esenciales de desarrollo y de los soportes del proyecto de justicia social.

Como derivación de una política tan juiciosa, la mayor de las Antillas puede vislumbrar la inmunización de sus pobladores contra la COVID-19 antes de finalizar el año en curso.

Y lo hará, subrayó el Jefe de Estado, con inmunizadores propios, dos de ellos en la actualidad en fase tres de ensayos clínicos, con alentadores resultados.

No es ese el panorama ofrecido por otros gobernantes de América Latina sobre sus países, algunos de ellos con realidades sanitarias crispantes.

Muchos permanecen presionados por las bajas disponibilidades de vacunas, en un mundo donde los ricos acaparan la mayor parte de ellas.

Muy críticos fueron los representantes del área al Sur del Río Bravo con esas disparidades, ante lo cual España se comprometió a ceder una cantidad de sus vacunas.

Se trata de un paso positivo, pero incapaz de resolver el problema de 650 millones de habitantes en esta área del planeta.

Distante de esa coyuntura incierta despunta Cuba con matices fructíferos porque en su concepción la ciencia actúa como un preciado instrumento público.

El Primer Mandatario Díaz-Canel aprovechó esa línea de pensamiento para resaltar otro esfuerzo notable de Cuba, al cooperar con varias naciones en la esfera de la salud.

 La presencia de 57 brigadas de médicos y enfermeros del archipiélago en 40 países y territorios, varios de ellos en Iberoamérica, incluso Andorra, refleja el espíritu altruista, talento y humanismo de los profesionales cubanos.

No se trata de que Cuba “presuma” de brindar esos servicios, como apuntó un diario europeo, sino de reconocer un gesto de inmenso valor.

Mucho más cuando esa asistencia bregó en medio del recrudecido bloqueo estadounidense, del cual habló el presidente Díaz-Canel, porque constituye un genocidio.

A pesar de ese asedio y de las campañas agresivas en la prensa hegemónica, Cuba sobresalió en la Cumbre Iberoamericana por sus modestos avances.