Por: Guillermo Alvarado
Con altibajos y nuevas noticias preocupantes transcurre en el planeta la pandemia de covid-19, que desde el descubrimiento de los primeros casos a finales de 2019 ha provocado a nivel global 141 millones de infecciones y por lo menos tres millones 10 mil muertos.
En Europa varios países comienzan a relajar algunas medidas de restricción, a pesar de que con excepción de Reino Unido los programas de vacunación marchan a un ritmo lento.
Francia abrirá de nuevo sus escuelas a partir del próximo lunes y otras limitaciones a la movilización de personas finalizarán el 3 de mayo.
También en Italia se autorizará la apertura de restaurantes, bares y algunos centros de recreación, aunque persiste la incertidumbre por el surgimiento de nuevas variedades del virus original y de qué manera pueden influir en los resultados de la inmunización.
Este relativo optimismo contrasta por completo con lo que está ocurriendo en estos días en India, donde la transmisión del SARS-CoV-2 está fuera de control y alcanza niveles sorprendentes.
Durante esta semana se registró la cifra inédita de 330 mil nuevos casos, casi un tercio de millón, en apenas 24 horas, algo que nunca se había visto en ningún otro lugar del mundo.
Las autoridades atribuyen este fenómeno a una doble mutación del virus, así como al mantenimiento de grandes concentraciones de personas, lo que permite el contagio con mayor facilidad.
Ante la escasez de oxígeno medicinal, hospitales y clínicas de la ciudad de Nueva Delhi hicieron un llamado de urgencia al gobierno central.
Otro problema muy preocupante es el número creciente de jóvenes ingresados en salas de cuidados intensivos, algo que se ha visto en Brasil y Argentina.
La Asociación Brasileña de Medicina Intensiva dijo que en marzo los pacientes menores de 40 años superaron a grupos de mayor edad en estas unidades y que, peor aún, muchos de ellos no tenían comorbilidades y de todas maneras desarrollaron síntomas graves.
Una situación parecida ocurre en la vecina Argentina, donde una reciente encuesta a nivel nacional reveló que la edad promedio de los enfermos críticos y graves es de 53 años, una novedad en el comportamiento de este mal.
En resumen, todavía estamos en una etapa muy compleja de la pandemia por lo que la responsabilidad individual es indispensable para garantizar la seguridad colectiva. No hay otro camino.