Foto: Archivo/RHC.

Por: Roberto Morejón

Si la gran prensa en Occidente cumpliera con lo que dice son sus principios de objetividad, causas muy nobles en este mundo, como la lucha de los cubanos contra el bloqueo estadounidense, tuvieran la repercusión merecida.

Ni siquiera porque Estados Unidos incumple con los mandatos de las resoluciones de la ONU para poner fin al asedio contra los cubanos, su conducta recibe en los medios corporativos el emplazamiento apropiado.

Todo lo contrario ocurre cuando se trata de promover el guión de la desestabilización en la mayor de las Antillas.

Así acontece con los montajes, algunos obscenos e injuriosos a los símbolos sagrados, de un contrarrevolucionario en esta nación caribeña.

La televisión local mostró evidencias de las instrucciones impartidas a ese individuo por el Instituto Nacional Demócrata, agencia no gubernamental de Estados Unidos.

Ese plantel financia a grupos y personas para ejecutar procedimientos turbulentos en países progresistas.

El Instituto Nacional Demócrata instruyó al sujeto las modalidades de una alegada huelga de hambre, como parte de una exhibición que recibió espacio pródigo en la prensa corporativa.

No importa que todo esté encaminado a crear en Cuba, en medio de una tensa situación sanitaria, las condiciones propicias para fomentar o aparentar alteraciones del orden y anarquías.

Tan magnánima difusión contrasta con la muy escasa otorgada a los datos y vivencias ofrecidos por Cuba sobre el grave impacto del bloqueo estadounidense.

Por el mismo trance pasa el antiguo parlamentario del Partido Socialista Suizo y oncólogo Franco Cavalli, presidente de Medicuba Europa.

Esa Organización No Gubernamental suiza presta ayuda médica a la mayor de las Antillas para hacerle llegar insumos destinados a su sistema hospitalario, pero el bloqueo estadounidense interfiere misión tan benefactora.

Sus propósitos tropiezan contra los efectos del asedio porque solo basta escribir la palabra Cuba para la cancelación de transferencias de recursos vitales, indispensables para dolientes en la nación caribeña.

El humanitarismo y los tropiezos del oncólogo suizo son ignorados por la gran prensa mientras ganan relieve mediático los más burdos planes de subversión contra Cuba, en lo que algunos califican de hipocresía, otros de doble moral y muchos de vileza.