Centro Nacional de Huracanes

Por: Roberto Morejón

El ciclón tropical Elsa tomó como blanco a Cuba en momentos sumamente difíciles, al enfrentar agudas limitaciones materiales y un preocupante repunte de la COVID-19.

Más allá de la intensidad de los vientos y profusión de las lluvias, lo cierto es que cualquier fenómeno meteorológico siempre causa pérdidas y obliga a adoptar costosas e ineludibles precauciones.

Cuba debió esta vez crear más refugios que en otras oportunidades ante el advenimiento de un huracán o tormenta tropical, a causa de la utilización de muchos inmuebles como lugares de aislamiento ante los contagios por la COVID-19 .

Precisamente, la tormenta tropical Elsa irrumpió en  Cuba en circunstancias sanitarias adversas, con reportes de más de tres mil casos diarios del SARS-Cov-2 y más de 44 mil personas ingresadas en hospitales y otras entidades.

Es más, la inclemencia del tiempo sobrevino cuando una cuidadosa y experimental intervención sanitaria sigue su curso, para acumular los reportes determinantes acerca de la eficacia de dos candidatos autóctonos a vacunas.

Los vientos y las lluvias no harán colapsar la experiencia, de la cual están atentos los cubanos y millones de personas en el mundo, pero adiciona inconvenientes transitorios en las faenas de inmunización.

Es así, como si no fueran pocos los contratiempos acumulados por el recrudecido bloqueo de Estados Unidos.

Por esa razón algunos insumos indispensables para los aspirantes a vacunas en ensayos arribaron tarde o debieron conseguirse en lejanos destinos.

El asedio se mantiene intacto por la presente administración demócrata en Washington, la cual, por cierto, acopia disparatados ataques contra la mayor de las Antillas.

Así se piensa al conocer que acusa a Cuba de cumplir insuficientemente con los niveles mínimos para la eliminación de la trata de personas.

El mezquino propósito de hacer naufragar la cooperación de Cuba en materia de salud responde a una confabulación con elementos extremistas de lejano origen cubano en el Congreso estadounidense.

Mientras a veces requiere esfuerzo percatarse que Donald Trump ya se fue ---pues sus delirios anticubanos prosiguen vigentes ----, el bloqueo recorta los limitados recursos de los residentes en esta tierra  para sostener su economía y salvar vidas, en medio de una pandemia.

No podía ser entonces más inoportuno y perjudicial el paso de un ciclón tropical, pero los recursos humanos resisten y se alistan para, tan pronto sea posible, restañar los perjuicios de Elsa y seguir trabajando hacia la salvación de vidas y el desarrollo.