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Por María Josefina Arce.

Chile dio otro paso en el camino hacia la conformación de un país distinto. Este domingo fue una jornada histórica al quedar instalada la Convención Constituyente que tendrá en sus manos la posibilidad de redactar una nueva Carta Magna que garantice los derechos de cada ciudadano y no de una minoría.

Numerosas personas se hicieron presentes en las calles de Santiago de Chile para apoyar la ceremonia, interrumpida por choques con los carabineros y reanudada luego de que la Relatora del Tribunal Calificador de elecciones, Carmen Gloria Valladares, constató que ya no había represión, ni detenidos ni lesionados.

Hasta esta jornada se llegó tras el estallido social de octubre de 2019, que tuvo su detonante en el aumento del pasaje del metro de la capital, y que fue sumando chilenos de todos los sectores sociales, descontentos con un país cada vez más desigual.

Un cambio de Constitución, pues la actual data de la dictadura militar del general Augusto Pinochet, fue por tanto una de las principales demandas de las protestas, que mantuvieron en jaque al gobierno del derechista  presidente Sebastián Piñera y que fueron violentamente reprimidas.

Un año después casi 80% del electorado se pronunció en las urnas por cambiar la Carta Magna heredada de la dictadura militar,  a través de una Convención que no incluiría a miembros del Parlamento ni del gobierno, en un abierto rechazo al sistema político actual, a toda la élite tradicional.

A lo largo de los años se efectuaron varios cambios en la Ley de leyes, pero se mantuvo su esencia a favor de un modelo económico neoliberal, presentado como un éxito por la dictadura, pero fuente de grandes diferencias sociales en la nación.

La Convención ahora instalada está conformada por 155 miembros elegidos en dos jornadas en las urnas a mediados de mayo pasado y cuyos resultados evidenciaron cuál es el país al que aspiran  los chilenos.

Los candidatos independientes, ajenos a los partidos tradicionales, fueron los grandes triunfadores, mientras que la derecha sufrió un revés demoledor, al no lograr acercarse a los 52 escaños necesarios para influir en el contenido del nuevo documento y poder vetar artículos.

Integrada en partes iguales por hombres y mujeres, cuenta con 17 representantes de los pueblos indígenas, los grandes discriminados en Chile y criminalizados en su lucha por sus derechos.

Nueve meses tendrá de plazo la Convención para redactar la nueva Ley fundamental, que puede ser ampliado por otros noventa días en una sola oportunidad. 

Importantes temas como los derechos sociales, un modelo económico distinto al actual, el reconocimiento de los pueblos indígenas y que Chile sea un estado plurinacional, entre otros, estarán en el debate de los constituyentes.

Arrancó un periodo decisivo para los chilenos, quienes hace casi dos años tomaron las calles para dejar claro su descontento y su empeño de ir por un país mejor. Chile cambió, se cansó de la inequidad y la injusticia social.