Imagen ilustrativa / Cubadebate

Por: Roberto Morejón

Desde el oriente hacia el occidente comienza en Cuba la recuperación ante los daños causados por la tormenta tropical Elsa, en una trayectoria similar a la del meteoro, pero a diferencia de él, ahora se impondrá la vuelta a la normalidad.

Si bien los cubanos se alistaron para situaciones extremas como es común en los planes preventivos frente a huracanes, la tempestad, afortunadamente, se debilitó en tierra, pero las lluvias fueron notables en algunas regiones.

Por el oriente no resultaron tan copiosas como esperaron y necesitaban allí, pero ocurrieron daños menores en la agricultura, ramales eléctricos y viviendas.

En el centro, el fenómeno hidrometeorológico dejó caer más agua, como se evidencia en poblados de montaña, el de Jibacoa entre ellos, hoy incomunicado.

En el occidente del archipiélago, en Matanzas las precipitaciones fluviales también fueron llamativas, mientras que deben esperarse aún por los efectos de las bandas asociadas a la tormenta, aun cuando ella salió de las fronteras de este país.

Nuevamente Cuba aplicó como parte de sus habituales procedimientos ante huracanes el traslado de decenas de miles de personas hacia construcciones más seguras.

Solo en el capitalino municipio de Centro Habana albergaron a más de 4 mil personas.

Se trata de un gigantesco programa de protección de la ciudadanía en peligro, a pesar de las agudas restricciones materiales del país por el bloqueo estadounidense y el impacto de la Covid-19 .

Debemos recordar que la tormenta tropical Elsa cruzó Cuba en circunstancias sanitarias muy negativas, por el alza de los casos de SARS-Cov-2.

En tal coyuntura destaca que las autoridades lograran preparar al país para afrontar los caprichos de la naturaleza, sin abandonar los cuidados en hospitales y recintos de aislamiento.

Tampoco Cuba renunció a la vacunación con sus candidatos autóctonos, como parte de intervenciones sanitarias y ensayos que incluyen a la población pediátrica.

Para los cubanos, representa un enorme desafío atender tantos aristas al unísono en medio de pronunciadas carencias materiales.

La agricultura, donde se aplican nuevas alternativas, deberá ahora recoger lo que los vientos y las lluvias de Elsa derribaron y continuar las atenciones a los cultivos, porque el país debe reducir las importaciones de alimentos.

Elsa, inoportuna y perniciosa, no hará desistir a los cubanos de sus empeños, mientras siguen en guardia porque la temporada ciclónica solo lleva poco más de un mes de iniciada.