Por: Guillermo Alvarado

Por lo menos siete miembros del comando paramilitar colombiano que asesinó al presidente de Haití, Jovenel Moïse,
recibieron entrenamiento en tácticas de combate impartidas por especialistas de Estados Unidos.

Se conoció que por lo menos siete miembros del comando paramilitar colombiano que asesinó al presidente de Haití, Jovenel Moïse, el 7 de julio reciente, recibieron entrenamiento en tácticas de combate impartidas por especialistas de Estados Unidos.

De acuerdo con el portal de internet The Intercept, los individuos fueron aprobados para recibir estos cursos en bases ubicadas en Colombia y en territorio estadounidense cuando eran miembros de las fuerzas armadas de la nación sudamericana.

El sitio ofreció declaraciones de Adam Isacson, director del programa de Vigilancia a la Defensa de la Oficina de Washington para América Latina, quien aseguró que en los últimos 20 años dentro del marco del Plan Colombia, por lo menos 107 640 efectivos fueron adiestrados.

Los programas son muy variados y abarcan desde liderazgo militar, es decir el manejo y jefatura de grupos en situación operativa, asistencia médica de campaña, tácticas contra el narcotráfico y hasta mantenimiento de vehículos, incluidos helicópteros.

El Pentágono y el ejército colombiano revisan sus archivos para establecer si otros elementos del comando que actuó en Haití pasaron estos cursos.

No se trata, por supuesto, de ninguna novedad porque desde hace varias décadas, tras la creación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, oficiales y soldados fueron entrenados por Estados Unidos, no sólo en áreas estrictamente militares, sino en acciones contrainsurgentes.

Conocido es el caso de Dan Anthony Mitrione, quien bajo el manto de la USAID –era el jefe de la División de Seguridad Pública de la entidad- recorrió varios países latinoamericanos y caribeños entrenando en técnicas de tortura para obtener información.

El caso es que muchos de los que recibieron estas “lecciones” durante tantos años, cuando terminaron su trabajo en ejércitos o policías, algunos incluso antes de eso, se convirtieron en mano de obra del crimen organizado o bandas paramilitares al servicio de terratenientes y oligarcas.

Cuando se terminó el conflicto armado interno en Guatemala, por ejemplo, muchos elementos del grupo élite Kaibiles, que quedaron sin empleo, pasaron a formar parte de la banda del narcotráfico conocida como “los zetas”.

En mayo pasado el sitio digital Thegrayzone.com –La zona gris, en español- denunció que fuerzas especiales de Estados Unidos entrenaron a miembros de organizaciones del narcotráfico que operan en México, entre ellos el Cártel Jalisco Nueva Generación, uno de los más temidos.

Habrá que ver, entonces, quién de verdad patrocina el terrorismo en la región.