Por María Josefina Arce

A la mala gestión ante la COVID 19 y señalamientos de corrupción se suma contra el gobierno del presidente brasileño, Jair Bolsonaro,  la destrucción de la Amazonía, una selva que los especialistas señalan agoniza.

Más de ocho mil plantas endémicas y al menos dos mil 300 animales están en alto riesgo de extinción en la selva tropical más grande del mundo.

El más reciente informe del Panel Científico por el Amazonas señala que 35% del bosque amazónico ya ha sido deforestado o degradado, una situación que se ha agravado por la errada y controvertida política de Bolsonaro y su apoyo a actividades como la minería y la agricultura.

El estudio revela que el suelo y la vegetación del lugar almacena  más de cinco veces del total mundial de emisiones de carbono.

Una investigación separada publicada por la revista Nature apunta que el panorama es alarmante, pues la emisión de carbono al año es superior a la capacidad de absorción del bosque.

La Amazonia agoniza y junto a ella las comunidades indígenas que la habitan, que ven cada día como se destruye su hábitat ante la  invasión de sus territorios por mineros, madereros y ganaderos.

Tomemos como ejemplo la etnia Yanomami. Más del 30 % de su territorio ya ha sido invadido por mineros ilegales.

La defensa de sus tierras y recursos ha dejado varios muertos, entre ellos niños.

Bolsonaro debilitó las agencias encargadas de velar por el entorno, recortó los fondos y nombró como ministro de Medio Ambiente a Ricardo Salles, partidario como el presidente de flexibilizar las normas ambientales e incentivar las actividades económicas.

Por demás al hoy ex ministro se le asocia, junto a otros funcionarios públicos y jurídicos, de tráfico ilegal de madera. Salles siempre negó la gravedad del problema de la deforestación en la selva tropical. De hecho fue calificado por grupos ecologistas como el ministro antiambiental.

Organizaciones defensoras del entorno denunciaron que en los dos años de mandato de Bolsonaro la política ambiental y climática de Brasil sufrió retrocesos inimaginables.

El Observatorio del Clima, que reúne a estas agrupaciones, afirmó que el presidente adoptó la destrucción  del entorno como proyecto y saboteó la protección del biomas, el combate a la deforestación y la reducción de las emisiones contaminantes. 

Cuando el mundo reclama acciones urgentes para frenar el cambio climático, Bolsonaro mantiene una total falta de compromiso para proteger la Amazonía, vital en esa lucha por preservar el planeta y a la humanidad.