Diversos sectores han alertado sobre las amenazas del mandatario de una posible suspensión de los comicios del próximo año.
Foto: Archivo/RHC
Por María Josefina Arce (RHC)
Al presidente brasileño, Jair Bolsonaro, se le está cerrando el cuadro. Sus cuestionamientos al sistema electoral del país suramericano y referencias a supuestos fraudes no han tenido los resultados esperados y más bien le han ocasionado numerosas críticas que se suman a las ya existentes por su pésima gestión ante la COVID 19.
Sin presentar ninguna prueba, el mandatario intenta crear en la opinión pública dudas sobre la confiabilidad del voto electrónico.
Ante la cada vez más lejana posibilidad de reelección en 2022, insiste en la adopción de la boleta de papel, que como han subrayado los expertos, contrariamente a lo que plantea, son más propensas a la manipulación.
La Corte Suprema Electoral ha manifestado que con este sistema, implementado desde 1996, han sido elegidos los jefes de estado Fernando Henrique Cardoso, Luiz Inácio Lula Da Silva, Dilma Rousseff y el propio Bolsonaro.
Pero el mandatario sigue aferrado a sus falsos argumentos, recurriendo incluso a amenazas, motivando una situación de inestabilidad política en una nación que atraviesa un crítico panorama sanitario.
Gobernadores de 13 estados manifestaron en un comunicado su apoyo a los miembros de la Corte Suprema y sus familiares ante las constantes intimidaciones y agresiones de Bolsonaro y sus partidarios.
El presidente amenazó con presentar una solicitud de juicio político contra dos de los magistrados, luego de que fuera aceptada una notificación penal remitida por el Tribunal Superior Electoral y se ordenara una indagación sobre la conducta de Bolsonaro.
De hecho en las últimas horas el Fiscal General, Augusto Aras, informó que abrió una investigación preliminar contra Bolsonaro para verificar si hubo irregularidades en sus pronunciamientos sobre las urnas electrónicas emitidos en julio pasado durante un programa en vivo.
Ya hay varias pesquisas al respecto abiertas por la Corte Suprema y el Tribunal Electoral.
Los intentos de Bolsonaro de desacreditar la integridad del sistema electoral se han recrudecido en las últimas semanas, lo que muchos achacan a su caída en la preferencia del electorado.
Una encuesta de principios de este mes muestra que uno de cada cinco brasileños que apoyó a Bolsonaro en 2018 daría su sufragio ahora a su principal rival, el ex presidente Luiz Inácio Lula Da Silva.
El sondeo de Poder Data reveló que Lula Da Silva obtendría 52% de los votos, mientras que el actual inquilino del Palacio del Planalto contabilizaria 32%.
Diversos sectores han alertado sobre las amenazas del mandatario de una posible suspensión de los comicios del próximo año, que muchos ven como un pretexto para quedarse con el poder ante el avance del ex presidente Lula Da Silva.
