Partido fundado por Mauricio Macri, se alzó con más del 40 por ciento de los sufragios en las PASO, con una diferencia superior a los diez puntos sobre el Frente de Todos de Alberto fernández. Foto/EPA
Por: Guillermo Alvarado
Las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias, PASO por sus siglas, celebradas el domingo en Argentina dieron una gran ventaja a la derecha, representada por el partido Juntos por el Cambio y significaron un fuerte llamado de atención al gobierno del presidente Alberto Fernández.
Para comprender cómo funciona este proceso hace falta explicar las características del evento, creado en 2009. Son primarias, porque no se definen cargos, sino candidatos; abiertas, pues participan todos los ciudadanos, pertenezcan o no a un partido político.
Simultáneas porque se realizan en el país el mismo día, con la totalidad de los partidos y sus precandidatos y, finalmente, obligatorias pues deben votar todas las personas de 18 a 70 años y quien se ausente recibe una multa. Todos los que estén fuera de ese rango de edad lo hacen voluntariamente.
Como se ve, entonces, no se trata de elegir funcionarios, en este caso legisladores, sino de determinar los candidatos oficiales de cada agrupación política que irán a los comicios del 14 de noviembre, cuando se disputa la mitad de la cámara de diputados y un tercio de la de senadores.
Los partidos que en las PASO no logren más del 1,5 por ciento del total de votos quedan excluidos.
Pero también tienen otra utilidad, en particular estas que se realizan a la mitad de un mandato presidencial, y es que son una especie de diagnóstico sobre la aceptación popular de las máximas autoridades y marcan una tendencia con vistas a los comicios definitivos.
Y aquí comienzan las dificultades para Fernández y su equipo de trabajo, porque Juntos por el Cambio, el partido fundado por Mauricio Macri, se alzó con más del 40 por ciento de los sufragios en las PASO, con una diferencia superior a los diez puntos sobre el Frente de Todos.
Si este resultado se repite dentro de dos meses, la oposición de derecha podría controlar las dos cámaras legislativas y hacerle muy difícil el resto del período del actual ejecutivo.
Indudablemente estos números hablan de un desencanto hacia la dupla formada por Fernández y Cristina Kirchner, así como de gruesos errores de estrategia en la planificación de la campaña, entre ellos haberse centrado casi por completo en Macri y no percatarse del avance de los aspirantes rivales.
No todo está perdido, pero dos meses no es mucho tiempo para recuperar la confianza de la gente, sobre todo en las regiones más pobladas, como la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la capital, la provincia de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, que le dieron la espalda al gobierno.
Dura lección, que debe ser aprendida de prisa y sin vacilaciones.