Por: Roberto Morejón
La disminución en Cuba de casos activos y decesos por la Covid-19 representa un respiro para científicos y personal de la salud que tanta eficacia y abnegación han demostrado, pero es oportuno desterrar la complacencia entre los ciudadanos.
Los reportes a la baja desde los complicados días de cuatro mil y más casos evidenciaron el mejor comportamiento, sobre todo en el mes de octubre.
Sin embargo, todavía NO se bajará la guardia, como aconsejan las circunstancias, pues varias provincias exhiben índices elevados de contagios con el SARS-Cov-2 y toda la atención de la ciencia y el sistema hospitalario se concentra allí.
Todo ello sin descuidar las provincias donde existen menos percances con la enfermedad, pues mantener la propensión a la baja resulta crucial.
Por supuesto, los citados comportamientos alentadores tienen origen en bases sólidas, sobre todo por una exitosa campaña de vacunación con sustancias autóctonas, tres de ellas admitidas para fase de emergencia por una acuciosa y estricta agencia reguladora.
En los caminos para cortar las altas transmisiones de julio, agosto y principios de septiembre que pusieron en tensión el sistema de salud, sobresale la inmunización con tres dosis de inyectables locales de casi 60 por ciento de la población apta para hacerlo.
Por esa vía, los científicos y los trabajadores de la salud abren nuevas puertas, como lo señala el ensayo clínico con el biológico propio Soberana Plus en niños y adolescentes convalecientes de la Covid-19.
A favor de quienes llevaron el protagonismo en tan duro período frente a la pandemia en Cuba alcanza asimismo como acierto la recuperación de pacientes, que ha rebasado 97 por ciento de los contagiados.
Nadie niega, No obstante, el dolor de familias que han perdido seres queridos a pesar de los esfuerzos de los profesionales de la salud y también los problemas acarreados por el impacto de la pandemia en la economía.
En consecuencia, todos los ciudadanos deben continuar con el uso de mascarillas y el lavado de manos, aun cuando en varias provincias recobran gradualmente actividades presenciales, en vista de la mejoría del cuadro sanitario.
Las novedades acerca del descenso de contagios no implican luz verde para que los ciudadanos, en exceso de optimismo, regresen a la normalidad de antes de la pandemia, con el argumento insostenible de que llevan mucho tiempo confinados.