Apuntes para una Agenda (XIII)

بقلم: Martha Ríos
2021-11-12 00:03:39

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En Playa Girón fracasó la invasión financiada, organizada y dirigida desde
Washington. Foto tomada de Cubadebate

Por Guillermo Alvarado (RHC)

Falta menos de un mes para la realización de la cumbre virtual sobre Democracia, Derechos Humanos y Lucha contra el Terrorismo, a la que el presidente de Estados Unidos, Joseph Biden invitó a un grupo de gobernantes amigos suyos o fieles servidores de sus designios.

Esta entrega está dedicada a analizar cómo la potencia norteña promueve la democracia en nuestra región, a la que considera patio trasero o polígono de pruebas de sus métodos didácticos, que por lo general están basados en la amenaza o el uso de la fuerza militar.

Hacía poco tiempo que se había quebrado los dientes en Playa Girón, donde fracasó la invasión financiada, organizada y dirigida desde Washington, con el  propósito de derrotar a la Revolución Cubana, cuando volvió a las andadas, esta vez contra República Dominicana a donde lanzó su ejército en 1965.

En ese país un grupo de ciudadanos y militares, encabezados por Francisco Caamaño, peleaba por restituir en la presidencia al líder progresista y nacionalista Juan Bosch, depuesto por un golpe de Estado en 1963.

Lyndon Johnson, a la sazón jefe de la Casa Blanca, anunció que no toleraría otra Cuba en el Caribe y organizó una “fuerza interamericana de paz”, en realidad un grupo armado nada pacifista, dirigido por el Pentágono.

Se impuso la superioridad militar de los invasores, apoyados por la oligarquía local, se colocó como presidente a Joaquín Balaguer Ricardo tras unas elecciones viciadas y se convocó a la siempre servicial Organización de Estados Americanos para que certificara el nacimiento de la nueva “democracia”.

El coronel Caamaño no cesó en su lucha por la libertad y en 1973 desembarcó en Playa Caracoles con un pequeño grupo de seguidores, pero en los primeros enfrentamientos fue capturado herido por el ejército del régimen, fusilado y su cuerpo desmembrado e incinerado.

Balaguer justificó el atroz crimen con la frase: “en el país no había cárceles para un hombre como el coronel Caamaño”, lo que demuestra que aprendió muy bien las lecciones de sus mentores estadounidenses.

Esta no fue la primera vez que los soldados del norte pisaron suelo dominicano, pues en 1916 el gobierno de Woodrow Wilson ordenó una invasión con el pretexto de cobrar una abultada deuda.

Lo que buscaba, en realidad, era apoderarse de las plantaciones de azúcar, operadas con mano de obra de la también ocupada Haití, para vender ese producto a Europa cuyos campos estaban devastados por la I Guerra Mundial.

Si en la cumbre de que hablé al inicio el presidente Biden tuviese el valor de narrar a sus invitados estas tristes historias, se entendería sin duda el odio visceral que el imperio tiene contra Cuba, Nicaragua y Venezuela.         



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