Por: Roberto Morejón

La Banca Central de Cuba está expuesta, como los demás resortes de la vida económica, comercial y financiera, a los embates de la crisis sanitaria y del recrudecimiento del bloqueo estadounidense, escenario en el que trata de avanzar en sus funciones crediticias y aumento de operaciones electrónicas.

A través de sus Bancos y sucursales, la institución debió enfrentar la continuidad de gran parte de sus rutinas en medio de etapas de confinamientos, a causa de la Covid-19.

Igualmente, la Banca Central de Cuba sortea las dificultades por la persecución de Estados Unidos, cuya administración se escuda en el bloqueo para cortarle a esta nación fuentes crediticias y hasta simples compras de piezas de recambio.

Sin embargo, los bancos cubanos prosiguieron en la instrumentación de una política crediticia bien mirada por la población, sobre todo por el acceso a pautas de financiamiento para, por ejemplo, la reparación de viviendas.

Trabajadores por cuenta propia, integrantes de cooperativas y ciudadanos, interesados en la adquisición de módulos de cocción y de paneles solares, también acuden a los bancos en exploración de liquidez, y allí establecen los convenios establecidos. 

Como parte del programa de incorporación de nuevos servicios, Cuba dio a conocer tres productos disponibles para estimular la apertura de cuentas de ahorro: el de la jubilación, el de las vacaciones y el de agricultores y trabajadores por su propio arbitrio.

Los labriegos y usufructuarios de tierras saludan la ampliación de expediciones para tramitar solvencias que luego utilizan en la apertura de planes de siembras, cuidado de los cultivos y otros propósitos.

Es cierto que todavía resta mucho por reducir las demandas de los usuarios cubanos, quienes aducen aglomeraciones en las sucursales bancarias e insuficiente disponibilidad de cajeros automáticos.

Pero la institución trabaja en llevar adelante su agenda digital, bajo cuyo amparo ya realiza 70 por ciento de las operaciones. 

Sin dudas, el Banco Central de Cuba tiene ante sí un escenario en el que cada vez más se demanda de su óptimo funcionamiento, dada la incorporación de nuevos actores económicos y las transformaciones que tienen lugar en Cuba, a pesar del cerco estadounidense.