Por: María Josefina Arce

El 2022 se inició con noticias poco alentadoras para América Latina y el Caribe. Las perspectivas de crecimiento económico y recuperación de puestos de trabajo no son las esperadas,  unido a un repunte de la COVID 19 por la variante Ómicron, que ha llevado a un aumento considerable de casos, lo que repercute en las actividades económicas de una región considerada  la más desigual del planeta.

Las últimas proyecciones de la OIT, Organización Internacional del Trabajo, advierten que el mercado laboral a nivel mundial está lejos de una mejoría. En el presente año habrá una pérdida de horas trabajadas equivalente a 52 millones de puestos de trabajo a tiempo completo.

América Latina y el Caribe está entre las áreas con peores posibilidades de recuperación en este aspecto, que apunta a la persistencia de un alto índice de desempleo.

Guy Ryder,  director general de la OIT, señaló que  dos años después del inicio de la emergencia sanitaria mundial las perspectivas continúan siendo frágiles y el camino hacia un mejor escenario es lento e incierto.

De acuerdo con la CEPAL, Comisión Económica de la ONU para América Latina y el Caribe, en el año recién concluido la zona registró una pérdida en los niveles de ocupación, una caída en la participación laboral y un aumento en la tasa de desempleo mucho más marcado que en otras ocasiones.

A finales de 2021 al menos uno de cada cuatro latinoamericanos no había recuperado su empleo, perdido durante la pandemia, reveló un estudio conjunto del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y el Banco Mundial.

Unido a esto el área bajará su ritmo de crecimiento a 2,1%, una cifra poco halagüeña, dado que las actividades impulsoras de su economía tendrán un pobre desempeño.

La CEPAL estima que un deficiente crecimiento a nivel mundial se traducirá en una menor demanda externa y por lo tanto, en un disminuido comercio internacional, lo que impactará directamente en las economías latinoamericanas.

Por demás, la disminución o mantenimiento de los actuales precios  de las materias primas, de cuyas exportaciones depende buena parte de la región, incidirá también con fuerza en este desfavorable panorama que propicia un aumento del hambre y la pobreza.

Ya América Latina y el Caribe enfrenta una situación crítica en términos de seguridad alimentaria. En los últimos seis años, especialmente en medio de la pandemia, ha habido un incremento de casi 79% en el número de personas con hambre.

Dos décadas por demás, ha retrocedido el continente en cuanto a la pobreza y pobreza extrema. Cada día son más los habitantes de la región que se suman al ejército de los que no tienen nada y menos un futuro.

Todo parece indicar que el 2022 será también un año difícil para América Latina y el Caribe, que ha visto aumentar la cifra de pobres, hambrientos y desempleados.