Granma
Por: Roberto Morejón
Una parte significativa de la emigración cubana en el exterior ha respondido, con sus medios, a un movimiento solidario en diversas partes del planeta para ayudar en momentos de duras carencias a la población antillana.
Como derivación del enorme gasto por cuenta del presupuesto estatal para mitigar los efectos de la pandemia por el nuevo coronavirus, la nación caribeña ha visto declinar su capacidad de compra de bienes y materias primas.
Además, el recrudecimiento del bloqueo estadounidense hace más compleja la vida en este país caribeño, pues aun con dinero en mano, funcionarios estatales debieron actuar en condiciones muy adversas para contratar suministros básicos.
Emigrados cubanos en Estados Unidos, Europa y otros puntos del globo han aglutinado fondos para obtener y remitir a La Habana alimentos, jeringas y medicamentos, entre otros renglones.
Se trata de acciones que merecen reconocimiento y así lo han manifestado los cubanos moradores del archipiélago caribeño, conocedores de que en ocasiones los emigrados acopian provisiones en circunstancias hostiles.
Los grupos de cubanos asociados a la feroz agresividad de Estados Unidos hacen lo imposible por torpedear los esfuerzos de quienes salieron de su país natal, fundamentalmente por razones económicas, y desde su nuevo lugar de vida acompañan a la tierra de José Martí.
Mientras eso ocurre, Cuba ha actualizado su política migratoria y avanza hacia una nueva etapa en esos vínculos, entre cuyas aristas aflora la posibilidad de que nacionales arraigados en el exterior establezcan negocios en este archipiélago.
Como subrayan funcionarios gubernamentales, se pretende que los cubanos radicados fuera de fronteras sean promotores del desarrollo y el bienestar en este país.
Como parte del robustecimiento de esos lazos muchos esperan por el encuentro pendiente de La Nación y la Emigración , aplazado a causa de la pandemia.
Hasta tanto pueda celebrarse, se amplían los canales para que la comunidad en el exterior sugiera y opine sobre cómo fortalecer los lazos.
Se aprecia que como parte de esos esfuerzos surgieron las caravanas para recolectar suministros destinados a Cuba.
El estrechamiento de los nexos con los nacionales que viven en el exterior responde a un proceso irreversible, imposible de sabotear por sectores minoritarios, capaces de comulgar con los costados más inhumanos del bloqueo de Estados Unidos.