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Por: María Josefina Arce
Cuba rinde homenaje este 28 de enero al Héroe Nacional José Martí, un hombre necesario en todos los tiempos por su ideario independentista, de justicia social, antiimperialista y latinoamericanista, que forma parte indisoluble de la revolución cubana y es guía de muchas personas en el mundo.
Horas antes de conmemorarse el aniversario 169 del natalicio del maestro, La Habana se iluminó con la Marcha de las Antorchas, una tradición iniciada hace más de medio siglo y que constituye una muestra de que los hombres y mujeres de este pueblo mantienen vivo el ejemplo de Martí.
Un 27 de enero de 1953 nació este patriótico homenaje. Valerosos estudiantes universitarios, amantes de su Patria y seguidores del pensamiento martiano, entre ellos el líder de la revolución Fidel Castro, se negaron a dejar morir al Apóstol en el año de su centenario, y desafiando a la sangrienta y entreguista dictadura de Fulgencio Batista llevaron a cabo la peregrinación hasta la Fragua Martina.
Desde la Universidad de la Habana salieron aquellos bravos jóvenes, muchos de los cuales ofrendaron su vida en aras de la verdadera independencia de Cuba, conquistada seis años después.
Se iniciaba una nueva etapa para el pueblo cubano, que vería materializarse el anhelo martiano de un país para todos y por el bien de todos y en el que la primera ley, es el culto a la dignidad plena del hombre.
Por esa Patria llamó a trabajar el Apóstol, a que cada ciudadano contribuyera, una máxima que hicieron suya los cubanos a partir de enero de 1959 con su aporte a la economía, la educación, la ciencia y la salud. Pero también con su firmeza, dignidad, la ayuda desinteresada a otros pueblos y el compromiso con una América Latina integrada.
Un anhelo martiano que ha caracterizado el accionar de la revolución, con pasos concretos como la conformación de mecanismos regionales de integración, sin la presencia injerencista de Estados Unidos, un peligro sobre el cual alertó el Héroe Nacional de Cuba.
Pero también con su defensa en los foros internacionales de los más pobres, esos con quienes el Héroe Nacional de Cuba quería su suerte echar.
Cada 27 de enero los cubanos marchan como una prueba más de la unidad a la que llamó Martí para asegurar la independencia de la Patria, una unidad tan necesaria en los tiempos actuales en que arrecian los ataques contra Cuba, con acciones desestabilizadoras promovidas desde Estados Unidos y el reforzamiento del genocida bloqueo norteamericano.
Ese Martí nuestro y del mundo está vivo, nos acompaña y guía cada día, en nuestro quehacer cotidiano, cuando pensamos y actuamos como país, no solo defendiendo nuestra independencia y soberanía, sino trabajando por una sociedad próspera y de mayor justicia social.