Por: Guillermo Alvarado

Cuando el ahora presidente de Estados Unidos, Joseph Biden, ofreció  apartarse de las políticas restrictivas e inhumanas de su antecesor, Donald Trump, contra los migrantes indocumentados en la frontera con México, muchos pensaron que vendrían tiempos más clementes hacia esas personas.

Craso error porque las cosas no salieron así y quedó claro desde los primeros días de mandato del nuevo jefe de la Casa Blanca, cuando advirtió de manera tajante “No vengan”, lo que fue ratificado después por la vicepresidenta Kamala Harris, encargada del tema en esta administración.

Ya lo había advertido el escritor neoconservador Robert Kaplan, quien antes de las elecciones de 2020 aseguró que, " incluso si Joseph Biden es elegido presidente en noviembre, no vamos a volver al mundo anterior a Donald Trump".

El autor se refería a las ríspidas relaciones que su país mantiene con China, pero la advertencia no sólo ha funcionado allí, sino que también en la cuestión de los flujos migratorios que llegan desde el sur.

Biden mantiene varias medidas, entre ellas la expulsión inmediata de quienes son capturados en su territorio y el programa “permanece en México”, ambas con la justificación de la crisis sanitaria creada por la covid-19.

De igual manera se incrementaron los patrullajes y las dificultades que orillan a los migrantes a buscar rutas más peligrosas, donde muchos han perdido la vida como lo demuestran las estadísticas sobre las cifras de muertes.

La última novedad no tiene desperdicio y es la utilización de perros robots para que cuiden precisamente los lugares más inhóspitos, por donde buscan pasar centenares de desesperados, muchos acompañados por su familia.

Se trata de un equipo creado por el Directorio de Ciencia y Tecnología del departamento de Seguridad Interior, que ya fue probado en los terrenos más complicados, como el desierto, zonas muy húmedas, con temperaturas elevadas o bajas y sitios de escaso oxígeno.

Están equipados con diferentes cámaras y sensores para detectar movimientos o señales químicas, radiológicas y biológicas. Pueden, además, transitar por lugares construidos por el ser humano, como escaleras o revisar la parte baja de vehículos o vagones de tren.

La nueva especie de “firulais” cibernético permite proteger la vida y seguridad de la policía fronteriza, no así la de quienes buscan internarse en el “paraíso capitalista” para escapar de la pobreza, la violencia o las enfermedades.

No se sabe cuándo se pondrán en funcionamiento estas máquinas, pero tampoco van a detener la migración porque el sufrimiento no sabe de esperas o plazos y azuza a quienes ya no tienen nada más que perder.