La biotecnología cubana ocupa en la actualidad un lugar de vanguardia en el mundo, sus medicamentos, de probada eficacia,
han ayudado a mejorar la calidad de vida de muchas personas.

Por María Josefina Arce

En  Cuba la biotecnología tiene un papel estratégico en la salud pública, como en el plan de desarrollo socioeconómico trazado por el país. Su notable avance ha sido reconocido por científicos de distintas latitudes y organismos internacionales.

La dedicación y esfuerzo de nuestros científicos, unido a la voluntad política del gobierno han hecho posible estos logros a pesar de sesenta años de bloqueo norteamericano, que como es sabido obstaculiza el acceso a tecnologías, equipos, insumos e incluso el intercambio de conocimientos.

Pero la biotecnología cubana ocupa en la actualidad un lugar de vanguardia en el mundo. En varias naciones están presentes sus medicamentos, de probada eficacia y que han ayudado a mejorar la calidad de vida de muchas personas.

Sin embargo, el aporte de Cuba en esta rama de la ciencia a la salud a nivel internacional podría ser aún mayor, si la política hostil estadounidense no pusiera limitaciones, presionara a muchos y buscará silenciar sus logros.

Por eso el Congreso Internacional BioHabana 2022, convocado para abril venidero en la capital cubana, será un espacio propicio para intercambiar experiencias y que investigadores de otras naciones se familiaricen con los fármacos cubanos.

Ante la presencia de la COVID 19 resultará de interés conocer sobre las vacunas cubanas contra la dolencia, que se aplican exitosamente a la población, incluso a nuestros niños. Es bueno recordar que no se ha reportado en este grupo etario ningún fallecido después de la vacunación.

Los participantes también podrán saber como productos terapéuticos se han empleado en el enfrentamiento a la enfermedad causada por el nuevo coronavirus. Ese es el caso del Heberferon, cuyo uso, de acuerdo con los estudios clínicos, logró la negativización del virus a los cuatro días de tratamiento en más de 70% de los pacientes.

Los productos de la biotecnología cubana han contribuido a la disminución de pacientes graves y críticos y a la reducción de la mortalidad por la COVID 19, que a nivel mundial ha causado hasta el momento más de cinco millones de fallecidos.

Pero Cuba tiene mucho más que mostrar cómo la vacuna terapéutica contra el cáncer avanzado del pulmón CIMAVAX-EGF, que ha demostrado gran inmunogenicidad y seguridad.

Otro logro en esta rama de la ciencia es el NeuroEpo, un fármaco de aplicación nasal destinado a las personas con Alzheimer, y cuya aplicación ha mostrado una mejoría en los índices de deterioro cognitivo y  tendencia a detener la progresión de la dolencia en los estadios ligero y moderado.

La industria biofarmacéutica cubana, creada e impulsada por el líder histórico de la revolución Fidel Castro, ha participado activa y exitosamente a lo largo de los años en el enfrentamiento a situaciones epidemiológicas complejas en el país, y ha dado vida a valiosos medicamentos que benefician a nuestra población y a ciudadanos de otras áreas geográficas.