El vicepresidente ruso, Yuri Borisov (izquierda) junto al presidente cubano, Miguel Díaz-Canel (derecha), en La Habana (foto: Ansa)

Por: Roberto Morejón

El periplo de un alto dirigente ruso por países de América Latina y el Caribe reafirmó los lazos de cooperación, aunque lo ignorara la prensa hegemónica.

El vicepresidente del gobierno de Rusia Yuri Borisov cumplió una apretada agenda en Venezuela, Nicaragua y Cuba, donde se entrevistó con altos cargos y recibió grata acogida.

No es de extrañar dadas las estrechas relaciones bilaterales, de ahí la mala fe de la prensa corporativa al imputarle al viaje contornos sombríos.

El primer intento de desvirtuar el objetivo del desplazamiento del alto funcionario ruso fue el de inscribirlo en el volátil escenario de la confrontación de Estados Unidos, y aliados europeos, con la nación euroasiática, a propósito de Ucrania.

De esa forma, quienes tuercen la realidad tratan de pulverizar el hecho de que Rusia ayudó a los tres países con vacunas, insumos y equipamiento de salud durante la pandemia por el nuevo coronavirus.

Así ha sido con Cuba, donde los ciudadanos han avistado con satisfacción y gratitud la presencia de aeronaves rusas para paliar, en lo posible, la señal  negativa de la Covid-19 .

La asistencia rusa, más abarcadora al no destinarse únicamente a la salud, contrasta con el oportunista y demoledor golpe del bloqueo de Estados Unidos, recrudecido por Donald Trump en medio de los contagios del virus.

El presidente estadounidense, Joseph Biden, incumplió sus promesas de campaña de flexibilizar el asedio e hizo más cruel su huella entre los cubanos.

Los mismos que hoy destacan que aun en medio del peligro que acecha a Rusia con la perniciosa expansión de la OTAN hacia el este, un sobresaliente dirigente de aquella nación se trasladara hacia Caracas, Managua y La Habana , para aumentar la cooperación.

Los cubanos están al tanto de tales contingencias, mientras por algunas de las calles de sus ciudades corren raudos ómnibus marca Paz, fruto de la cooperación entre técnicos locales y rusos anterior a  la pandemia.

Es cierto que los vehículos no logran atenuar los aprietos del transporte por las consecuencias del bloqueo y la Covid-19 en las arcas públicas, pero representan, junto a otros proyectos del gobierno, la voluntad de responder a las carencias.

Valga ese ejemplo ---al que pudieran añadirse otros como el de la modernización de una termoeléctrica--- para ilustrar la eficaz cooperación entre Cuba y Rusia, sin insertarse en los estrepitosos tambores de guerra registrados hoy en el planeta.