Cumbre de las Américas. Foto: Prensa Latina.
Por: María Josefina Arce
"Construyendo un futuro sostenible, resiliente y equitativo" es el lema de la antidemocrática Cumbre de las Américas, de la ciudad estadounidense de Los Ángeles, organizada por Estados Unidos, que contrariamente a lo que pregona mantiene un genocida bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba, diseñado para provocar hambre, enfermedades y desesperación en el pueblo cubano.
Confrontaciones, exclusiones y sanciones no pueden llevar a ese futuro, que solo en palabras y consignas dice apoyar Washington, pues la historia, los hechos y la realidad lo desmienten.
Sesenta años de un criminal y unilateral cerco han obstaculizado los esfuerzos de la Mayor de las Antillas en todas las esferas socioeconómicas, con las consabidas afectaciones para las familias cubanas.
Los efectos de esta hostil política limitan el alcance del desarrollo del archipiélago, al estar destinado a impedir las relaciones comerciales con terceros países, pues obstruye las operaciones bancarias y financieras y presiona las inversiones foráneas, limitando las fuentes de ingresos que son destinados a mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos.
El gobierno del presidente Joe Biden mantiene casi en su totalidad las 243 medidas adoptadas por su antecesor Donald Trump, varias de ellas aprovechando de manera oportunista el contexto de la emergencia sanitaria mundial por la Covid-19.
Recientemente Estados Unidos revirtió algunas de esas disposiciones, un paso limitado en la dirección correcta. Sin embargo, como bien afirmara el Ministerio cubano de Relaciones Exteriores no se ha modificado en lo absoluto el bloqueo, el más largo de la historia de la humanidad.
Un reclamo de la gran mayoría de las naciones miembros de la ONU. Año tras año desde 1992 la Asamblea General se pronuncia de forma abrumadora a favor del levantamiento del cerco económico, que en seis décadas ha ocasionado pérdidas por más de 144 mil millones de dólares.
Veintinueve resoluciones se han aprobado ya en ese sentido, ignoradas por Washington, que ahora cínicamente habla de construir un futuro mejor para todos en la región, cuando viola los más elementales derechos humanos de todo un pueblo.
Pero que además, no presta atención a las demandas de sus propios ciudadanos, quienes piden igualmente avanzar en la normalización de los vínculos con Cuba para potenciar el intercambio y la cooperación en beneficio de los ciudadanos de las dos naciones.
Reclamo que no cesa. En los últimos días residentes en la zona de la Bahía de San Francisco mandaron una carta abierta a Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, en la que afirman que ya es hora de forjar un nuevo camino a seguir en las relaciones de su país con la nación caribeña.
"Permita que Cuba Viva", así inicia la misiva que denuncia como la administración Biden ha mantenido en vigor la agresiva política de Trump casi en su totalidad.
Estados Unidos no promueve la paz, la cooperación y la solidaridad para avanzar en un futuro mejor para América, a la que sigue considerando su patio trasero. El lema de la cumbre es una ofensa, una muestra del desprecio hacia los países del área, pues mantiene su política hostil hacia Cuba, tantas veces precisamente, denunciada y rechazada por la región.