Por María Josefina Arce

A más de tres mil 400 asciende el número de cubanos muertos a causa de las agresiones de Estados Unidos, que durante más de sesenta años ha apoyado y financiado a grupos de extrema derecha de origen cubano, una muestra de que el terrorismo de estado es un instrumento permanente de la política exterior de Washington.

últiples han sido las acciones terroristas en estas seis décadas perpetradas desde territorio estadounidense, bajo la mirada cómplice de los distintos gobiernos, que incluso han dado cobijo a connotados criminales como Luis Posada Carriles y Orlando Bosh.

Fueron precisamente Posada Carriles y Bosh los autores intelectuales del estallido en pleno vuelo de un avión de Cubana de Aviación en octubre de 1976. El criminal hecho costó la vida de 73 personas.

Al servicio de la CIA, Agencia Central de Inteligencia, de Estados Unidos, estos dos terroristas nunca fueron llevados ante la justicia para responder por sus crímenes. Tranquilamente vivieron hasta su muerte en suelo estadounidense, a pesar  de que no había la menor duda de su implicación en estos hechos.

Incluso en el caso de Posada Carriles documentos desclasificados por la CIA y el FBI, Buró Federal de Investigaciones, lo calificaban como el "peor terrorista del hemisferio".

El Crimen de Barbados, como se conoce este triste suceso, es quizás uno de los que más conmocionó a la opinión pública internacional, pero no el único. Agresiones económicas, militares, biológicas, diplomáticas, de espionaje e intentos de asesinatos de líderes engrosan la larga lista.

No olvidemos el dengue hemorrágico introducido en la Mayor de las Antillas en la década del 80 del siglo pasado, que ocasionó la muerte de 158 personas, entre ellas 101 niños.

En 1997 una serie de actos terroristas contra hoteles en La Habana, detrás de los cuales estaba Posada Carriles, provocaron pérdidas de vidas humanas y cuantiosos daños materiales. La explosión de una bomba en el Copacabana ocasionó la muerte del joven turista italiano Fabio Di Celmo.

El objetivo de estas acciones era golpear el sector turístico cubano, el cual constituye una de las principales entradas de divisas al país.

Mucho antes, en los años 70, Bosh admitió haber enviado paquetes bombas a las embajadas de Cuba en Perú, España, Canadá y Argentina.

A estas y muchas acciones, apoyadas por Washington, se suma el mantenimiento por las distintas administraciones estadounidenses de un genocida bloqueo,  recrudecido incluso, en tiempos de pandemia de la COVID 19.

Este domingo, 21 de agosto, es el Día Internacional de homenaje a las víctimas del terrorismo y Cuba rinde tributo a sus hijos muertos o lesionados por las criminales acciones que desde territorio norteamericano, con la anuencia de Washington, se han llevado a cabo contra nuestro país.