Por María Josefina Arce
Conversaron por primera vez frente a frente, los presidentes de China, Xi Jinping, y de Estados Unidos, Joe Biden.
(Foto.rbg.id)
En Bali, Indonesia, conversaron por primera vez frente a frente, los presidentes de China, Xi Jinping, y de Estados Unidos, Joe Biden, un encuentro en el que estaban puestas todas las miradas por su repercusión a nivel internacional.
Jinping, como en sus contactos telefónicos y videoconferencias con Biden, reiteró su exhortación a trabajar conjuntamente para lograr una paz y estabilidad en el mundo.
El jefe de estado chino llamó a limar asperezas, que en los últimos años han ido escalando en tensión sobre todo en el terreno comercial y en un tema tan sensible como Taiwan, a la que Beijing considera parte inseparable de su territorio.
Sin embargo, Washington ha dado pasos bien peligrosos y ha mantenido una actitud injerencista en un asunto interno del gigante asiático. No olvidemos la provocadora visita en agosto pasado de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, a suelo taiwanés, llevando al incremento de las tensiones.
Y a menos de dos semanas de la polémica visita, una delegación de congresistas estadounidenses también arribó a Taiwan. A esto se suma que Estados Unidos lleva a cabo ejercicios militares con países del área y ha aprobado la venta de armas a la isla, añadiendo más inestabilidad en la zona de Asia-Pacifico.
De ahí que Jinping haya vuelto a dejar claro en el encuentro en Bali el principio de una sola China, que es reconocido por la comunidad internacional y un elemento esencial para las relaciones bilaterales.
El enfrentamiento comercial entre las dos economías más grandes del mundo también ha sido una constante de los últimos tiempos. Bajo la administración del hoy ex presidente Donald Trump esta confrontación alcanzó altos niveles, con la imposición de aranceles a los productos chinos, lo que llevó a una respuesta de Beijing en igual sentido.
El propio FMI, Fondo Monetario Internacional, ha reconocido que los gravámenes que el país norteño empezó a establecer desde 2018 sobre las importaciones chinas son un ejemplo de políticas contraproducentes.
Estados Unidos también ha impuesto bloqueos y prohibiciones a importantes empresas chinas de telecomunicaciones como Huawei, ZTE y China Telecom.
Con este escenario de fondo es imprescindible, como afirmara Xinping en su encuentro con Biden, mejorar las relaciones bilaterales y encaminarlas por la senda del desarrollo estable y sano, en momentos de crisis y desafíos sin precedentes para la humanidad.
Lo cierto es que las tensiones entre las dos potencias repercuten en todo el mundo, añaden más elementos de inestabilidad y ponen en riesgo la paz en el planeta. Por eso como insistió China hay que mantener las diferencias bajo control y promover una cooperación beneficiosa.