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Por María Josefina Arce.

A Guillermo Lasso le salieron mal las cuentas. Los resultados preliminares  de las elecciones regionales y la consulta popular que impulsó, efectuadas este domingo en Ecuador, son desde ya  un duro golpe para el gobierno que preside, cuando apenas cuenta con 15 % de aprobación.

Los datos aportados por el Consejo Nacional Electoral, arrojan que los candidatos de la opositora Revolución Ciudadana, del ex mandatario Rafael Correa,  han logrado importantes victorias en los comicios, que contaron con más de 80% de participación.

Los aspirantes de Revolución Ciudadana a las alcaldías se impusieron en Quito y Guayaquil, las dos ciudades más importantes del país, al tiempo que lograron también la prefectura de Guayas, tradicionalmente en manos de la derecha. Asimismo, marchan al frente en otras localidades.

Los comicios no estuvieron exentos de la violencia que impera desde hace meses en territorio ecuatoriano, que ha sido escenario incluso de masacres carcelarias, y que constituye hoy una de las grandes preocupaciones de la población.

De hecho durante la campaña, incluso horas antes de la apertura de los colegios electorales, fueron asesinados dos aspirantes del partido de Correa a las alcaldías de la localidad costera de Salinas y de Puerto López.

Con más del 50% de los votos el NO es tendencia en las ocho interrogantes del referendo, cuya convocatoria había sido rechazada por buena parte de la ciudadanía por considerarlo innecesario, pues no resuelve los problemas que aquejan a la nación suramericana como la alta inseguridad.

El analista político Mauro  Andino, citado por la agencia noticiosa Prensa Latina, precisó que con la consulta propuso Lasso un cúmulo de mentiras y embustes disfrazados de seguridad, institucionalidad y medio ambiente.

Organizaciones sociales y sindicales ya se habían pronunciado a favor del voto negativo a las ocho preguntas. Marcela Arellano, presidenta del Frente Unitario de Trabajadores, señaló que el referendo no surgió de los sectores populares, sino de la élite, del gobierno neoliberal.

En la percepción de la ciudadanía ese mecanismo impulsado por Lasso solo buscaba oxigenar al gobierno y refrescar la deteriorada imagen del banquero presidente.

Lo cierto es que no tenía en cuenta las necesidades urgentes y objetivas de los ecuatorianos, como el empleo, acceso a la seguridad social, salud y educación, derechos que se han visto violentados desde el anterior gobierno, presidido por Lenin Moreno y que tampoco se han garantizado bajo el mandato de Lasso.

Las elecciones de este domingo han cambiado el panorama político de Ecuador por lo menos en los próximos dos años, y reafirmaron  el descontento de la ciudadanía, que dió un voto de castigo al gobierno que preside Lasso.