Mujeres Cubanas. Imagen de archivo/MC

por Roberto Morejón

La participación de las mujeres en la vida parlamentaria de Cuba pone de relieve el significativo papel jugado en la nación, aun cuando todavía es necesario avanzar, sobre todo, a la hora de compartir por la pareja las tareas hogareñas.

La mayor de las Antillas festeja el Día Internacional de la Mujer con una candidatura a diputados fiel reflejo de la sociedad diversa, en la que sobresalen las féminas.

Entre 470 candidatos a diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular que se someterán al voto en los comicios del venidero día 26 en correspondencia con la décima legislatura, figuran las mujeres, quienes representan más de 54%.

Recordemos que el promedio mundial de legisladoras es de solo 26%, según la Unión Interparlamentaria.

De acuerdo con la fuente, la mayor de las Antillas se mantiene como segundo de los cinco países con paridad de género en el parlamento, solo por detrás de Ruanda.

No se trata de un simple ejercicio numérico sino de un reflejo del protagonismo de las representantes del sexo femenino en la vida nacional, ya sea como trabajadoras manuales, licenciadas, ingenieras, enfermeras, médicas o científicas, por mencionar algunos ejemplos.

Estas últimas tuvieron destaque durante el enfrentamiento a la pandemia por la Covid-19, por cuya causa el país atravesó por momentos cruciales y en muchos hospitales debieron trabajar en zona roja.

No pocas científicas aportaron su saber a la creación de vacunas contra el Sars-Cov-2, un logro que permitió a Cuba atender con recursos propios una situación de salud tan sensible.

Caracterizadas por su fortaleza, integración, responsabilidad y confianza en el proyecto de justicia social que se construye en medio de penurias  materiales a causa, fundamentalmente, del bloqueo estadounidense, las mujeres de esta nación son notorias por luchar contra numerosos obstáculos.
 Ahí se les ve en entidades estatales, empresas, cooperativas agrarias, Universidades, fábricas y talleres, brindando su aporte productivo y social, pero también al cuidado de hijos y ancianos, en un país con más de 21% de envejecimiento poblacional.

Todavía resta mayor incorporación de sus parejas ante las exigencias de las faenas hogareñas, para posibilitar mayor intervención de las compañeras en la problemática cotidiana, las instituciones y en el cumplimiento de otros deberes.