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Por Maritza Gutiérrez
Un centenar de países, la mitad de estos representados por sus jefes de Estado o de Gobierno, se reunirán este 22 y 23 de junio en París para trabajar, según sus organizadores, en una «verdadera transformación del sistema financiero internacional», que data de mediados del siglo XX.
Vale recordar que en noviembre de 2022, con motivo de la Cumbre del G20 y al término de una COP27 con resultados mixtos, Emmanuel Macron anunció la organización de una conferencia internacional en París este año, con el objetivo de analizar y dilucidar la adopción "de todas las vías y medios para aumentar la solidaridad financiera con el Sur global".
Sin embargo, este anuncio se produjo en un contexto internacional complejo: por un lado la crisis climática que amenaza en particular a los Estados insulares, motivó una iniciativa de la Primera Ministra de Barbados, Mia Mottley, para la financiación de la acción climática, también llamada "Iniciativa de Bridgetown" que aspira a facilitar el acceso a la financiación internacional de los países más vulnerables al cambio climático.
Si bien el anuncio del presidente Macron está en consonancia con la iniciativa de Bridgetown, la Cumbre en París pretende proponer soluciones a problemas de financiación que van más allá de la cuestión climática, como el acceso a la sanidad y la lucha contra la pobreza, tras el complejo escenario postcovid, la guerra en Ucrania y sus consecuencias.
Como resultado, muchos paises perdieron su capacidad para financiar el acceso de sus poblaciones a los servicios sociales básicos. Al respecto el PNUD confirmó un retroceso del desarrollo humano en nueve de cada diez países del mundo, principalmente por la disminución de la esperanza de vida y al aumento de la pobreza.
Asimismo, los organizadores anunciaron cuatro grandes objetivos que serán atendidos por cuatro grupos de trabajo: Proveer financiación y espacio fiscal en los países con dificultades a corto plazo, especialmente a los más endeudados; fomentar el desarrollo del sector privado en los países de renta baja; promover la inversión en infraestructuras "verdes" para la transición energética en los países emergentes y en desarrollo; y movilizar una financiación innovadora para los países más vulnerables al cambio climático.
Algo que parece distinguir la propuesta, es que los organizadores han manifestado su interés en las posibles contribuciones de los actores de la sociedad civil y del sector privado.
Asistirán a la Cumbre un centenar de países, la mitad de estos representados por sus jefes de Estado o de Gobierno; también Antonio Guterres, Secretario General de las Naciones Unida y Ursula Von der Leyen, Presidenta de la Comisión Europea estarán presentes, así como otros altos representantes de organismos internacionales.
No obstante las buenas motivaciones y objetivos de la cumbre, el contexto sigue siendo complejo para “construir un nuevo contrato entre el Norte y Sur”, han afirmado algunos expertos.
La Cumbre abre un espacio para que las instituciones creadas tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) en Bretton Woods, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, sean objeto de una revisión, según el Elíseo, recordando al tiempo que Francia se ofreció a acoger esta cumbre, pero, y esto es muy real «no tiene capacidad de decisión».
Sin embargo, Francia anunció su firme intención de dar un impulso político al proyecto internacional de establecer un impuesto sobre las emisiones de carbono del transporte marítimo, una meta ambiciosa, a dos semanas de una reunión crucial de la Organización Marítima Internacional.
Latinoamérica estará presente en la Cumbre para un Nuevo Pacto Financiero Internacional en Paris este 22 y 23 de junio en el Palais Brongniart, con el liderazgo de la primera ministra de Barbados, Mia Mottley, encargada de presentar un mensaje en la ceremonia inaugural.
Por su parte, el mandatario de Colombia, Gustavo Petro, intervendrá en una de las seis mesas redondas planificadas, titulada Un nuevo método: las alianzas para un crecimiento verde.
Estarán presentes, también, el presidente brasileño Lula da Silva y el presidente cubano Miguel Díaz-Canel en su calidad de presidente pro tempore del grupo de los 77 más China.