Por Roberto Morejón
 
Desde la visita del presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, a Moscú a fines del año pasado hasta hoy, la mayor de las Antillas y Rusia concretaron planes para llevar los intercambios económicos al mismo nivel de los vínculos políticos.
 
A ello contribuyó la reciente visita del primer ministro de la nación caribeña, Manuel Marrero, al gigante euroasiático, donde intervino en dos foros relevantes.
 
En el Consejo Intergubernamental de la Unión Económica Euroasiática, el jefe de gobierno antillano expuso las potencialidades de su país en esferas importantes como la biotecnología e industria farmacéutica.
 
El evento en la ciudad de Sochi facilitó a Marrero asistir a la firma de sobresalientes acuerdos entre el grupo Biocubafarma y empresas rusas y belarusas.
 
Los directivos enviados desde La Habana conocieron experiencias sobre la incorporación en 10 países del sistema de pagos ruso Mir, en camino de implementación en la mayor de las Antillas.
 
Eslabón significativo de la permanencia del jefe del ejecutivo de Cuba en Rusia fue sostener entrevistas con altos dirigentes, entre ellos el presidente Vladimir Putin y el primer ministro Mijail Mishustin, quien habló del carácter estratégico de los nexos con La Habana.
 
El jefe de gobierno del país caribeño también intervino en el Foro Económico Internacional de San Petersburgo, donde concurrieron delegados de 130 países.
 
Para Cuba resultó cardinal el objetivo del cónclave, o sea, insistir en la sustitución de importaciones, desdolarización, fomentar nuevos socios comerciales y entender la realidad económica de Rusia.
 
El alto directivo antillano enfatizó en que Cuba concibe la inversión extranjera como un elemento esencial para su desarrollo.
 
“Abiertos al mundo”, destacó el orador en medio de las agudas campañas de aislamiento de Estados Unidos.
 
El mensaje también resultaba imprescindible para el  espacio ruso, si bien ahí existe una mayor comprensión de la apertura a los negocios de la tierra de José Martí.
 
En efecto, en los últimos meses aumentaron los pasos en la República euroasiática para ampliar la cooperación con Cuba y de los empresarios nativos en el país caribeño.
 
Bajo ese prisma los cubanos tomaron nota con esperanza del anuncio de proyectos entre los dos países que avizoran reanimación en sectores, hoy castigados por el bloqueo estadounidense.
 
Las partes hablan de una treintena de acuerdos delineados por lo que se vislumbran suministros rusos de combustibles, trigo y fertilizantes, entre otros renglones, hoy deficitarios en el archipiélago.
 
Rusia y Cuba analizan nuevos canales para plasmar la cooperación fuera del ámbito de los instrumentos impuestos por el sancionador estadounidense.