La derecha colombiana conspira contra el gobierno popular de Gustavo Petro. (Foto:RT)
Por Roberto Morejón
La influyente cúpula de la derecha en Colombia pretende rearticularse para remover el piso del primer presidente de izquierda, Gustavo Petro, expuesto a ataques diversos.
La salida a la calle en señal de protesta de sectores estimulados por partidos conservadores y la prensa, mayoritariamente en manos de consorcios poderosos, se inscribe en los planes de quienes apuestan por amargarle la agenda a Petro.
Después de un primer año de mandato en el que los opositores estaban como en recuperación del traumatismo al perder las elecciones en 2022, ahora cobran aliento.
El reciente alboroto público buscaba contrarrestar los llamados del Presidente de la nación al pueblo a apoyarlo desde la calle en su programa de cambios.
Para muchos colombianos hay razones para seguir confiando en el Primer Mandatario, quien aun en medio de obstáculos puso en marcha lo que llama la paz total.
Fue así que inició negociaciones con la insurgencia del Ejército de Liberación Nacional, disidencias de la otrora rebelde FARC y bandas paramilitares.
Petro también propuso al Congreso, de conformidad con su programa electoral, reformas en esferas, incluyendo la tributaria, la cual logró pasar el fuego contrincante, no así las restantes.
El presidente y sus colaboradores conscientes de los enormes problemas del país propusieron reformas de la salud, laboral y de las pensiones, empeño suficiente como para desatar arremetidas furiosas.
El gobernante ha tenido que asumir la defensa pública de su gestión, en sintonía con las expectativas del pueblo, mientras sus antagonistas lo tildan de remiso a hacer concertaciones.
En medio de los dardos de la derecha y de la prensa corporativa, una encuesta reflejó 47 por ciento de aprobación al gobierno, índice considerado llamativo ante las maniobras de sus detractores.
En ese contexto inflamado estallaron denuncias sobre escuchas ilegales, aprovechadas por la oposición para tratar de minar la confianza de los colombianos en las autoridades.
Algunos de los partidos tradicionales sumados inicialmente al bloque seguidor de Petro comenzaron a distanciarse, aunque el movimiento político Colombia Humana sigue en su defensa.
Esa agrupación, importantes sectores populares y organizaciones sociales confían en el trabajo de Petro, y saben que sus poderosos enemigos tratarán de abortar sus reformas e incluso restarle prestigio al dignatario.
