Prisioneros en la Base Naval de Guantánamo. (Imagen de archivo/RHC)
Por María Josefina Arce
Hace más de 20 años en su supuesta lucha contra el terrorismo, tras los ataques en septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas de Nueva York y otros objetivos en territorio estadounidense, el gobierno del entonces presidente George W. Bush abrió en la ilegal base naval de Guantánamo, en el oriente cubano, una clandestina prisión, centro de torturas y todo tipo de vejaciones.
A la ocupación ilegal durante 120 años de una porción del territorio de Cuba, en contra de la voluntad de su gobierno y pueblo, se sumó la apertura de la prisión, que se hizo conocida mundialmente por las inhumanas prácticas contra las personas allí recluidas.
En 2011 el mundo se estremeció ante los más de 700 informes secretos filtrados por el sitio digital Wikileaks, los cuales revelaron que 60% de los reos fueron llevados a esa prisión sin tener ningún vínculo con la yihad, guerra santa.
Los archivos, de 2002 a 2009 y publicados simultáneamente por medios de prensa estadounidenses y europeos, registran los interrogatorios a que fueron sometidos los detenidos y las infracciones cometidas en el ilegal centro.
Las denuncias sobre los malos tratos a los reos se sucedieron una tras otra a lo largo de los años. Y aunque en 2013 el presidente en esos momentos Barack Obama firmó una orden para su desmantelamiento, aún permanecen allí unos 30 prisioneros.
En las últimas horas la petición del cierre de ese centro volvió a cobrar fuerza, luego de que la ONU afirmara que es prioritaria su clausura.
Tras una visita al lugar, la primera que se realiza, a pesar de los reclamos en ese sentido de expertos de la ONU, Fionnuala Ni Aolain, relatora especial sobre la protección de los derechos humanos en la lucha contra el terrorismo, constató que todos los prisioneros viven con daños constantes como consecuencia de prácticas sistemáticas de torturas y detención arbitraria.
Un comunicado de la especialista señala deficiencias en la atención a la salud, acceso inadecuado a la familia y detención arbitraria caracterizada por constantes violaciones a los juicios justos.
Cerca de 800 detenidos, acusados supuestamente de terrorismo, han estado recluidos en esas instalaciones. Muy pocos han afrontado cargos concretos o han sido juzgados y encontrados culpables.
Organismos internacionales, ex funcionarios y la prensa estadounidense han calificado como una vergüenza para Estados Unidos la cárcel de la base naval de Guantánamo, creada por Bush al margen de las leyes nacionales e internacionales.
En ese sentido el diario The Washington Post, en un editorial, señaló que "su existencia expone a Estados Unidos a cargos de hipocresía en materia de derechos humanos, lo que sugiere que la promoción de la libertad y la democracia en el extranjero por la nación es un pretexto cínico para participar en un intervencionismo global egoísta".
Cuba ha exigido reiteradamente el cierre del centro de detención y tortura que mantiene Estados Unidos en la base naval de Guantánamo y la devolución a su verdadero dueño, el pueblo cubano, del territorio que ilegalmente ocupa en el oriente del país.